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—Julien... Julien... ¡JULIEN!

—...¡Estoy despierto!... auch.

Julien se había dado un golpe en la cabeza contra el escritorio cuando esta se resbaló de su mano debido al susto que le habían dado al despertarlo.

—No, no es cierto. Vamos, tonto, la clase ya acabó y tenemos periodo libre.

Una linda castaña de piel morena guardaba sus cosas a su lado. A su alrededor, muchos estudiantes hacían lo mismo para dirigirse a sus siguientes clases o a sus descansos. Su amiga le dio un golpe en la espalda para que se apresurara y este le respondió con un quejido.

—Cinco minutos más, Sally-. El chico volvió a cerrar los ojos y puso su cabeza entre sus brazos, dejándose caer sobre el escritorio.

—Hoy para ti soy la Madre Salomé. No te estás portando para nada bien, niño malcriado-. La chica se cruzó de brazos y reposó su peso sobre una pierna, sacando un poco su cadera en una pose de diva enojada, el castaño giró la cabeza sin levantarla y la miró con una sonrisa.

—En ese caso, que terrible trabajo hiciste criándome, Madre Salomé-. Sally le sacó la lengua y él rió mientras recogía sus cosas; los estudiantes de la siguiente clase ya estaban llegando.

Fuera, el barullo constante de la facultad de arquitectura y diseño los recibió tras el sobrecogedor silencio del salón, estudiantes se movían para aquí y para allá, o conversaban en los pasillos. Julien y Salomé se dirigieron a la cafetería de la Universidad para comprar algo para comer, pues ninguno de los dos había almorzado aún.

Ellos se habían conocido en el segundo año de secundaria, Julien era un estudiante ya viejo en la escuela, pero Sally acababa de llegar desde otra cuidad. Para esa época, los pocos amigos que tenía Julien se habían ido a estudiar a diferentes escuelas, algunos incluso estaban en otros países, y con ninguno llevaba un tiempo significativo de amistad. La morena, extrañada por la soledad de un chico que-en su humilde opinión-era bastante guapo, se acercó y comenzaron a hablar. Hacían los trabajos y proyectos en grupo juntos e incluso presentaron su proyecto de grado como pareja, graduándose con reconocimientos de la preparatoria por este.

Sería mentira decir que a Sally nunca le llegó a gustar Julien, o que jamás lo vio como algo más que un amigo. En primer lugar, precisamente por eso se le acercó la primera vez: Julien siempre fue y aún es un chico muy guapo, simplemente que no es el tipo de guapo de atrae a todas las chicas como un imán, es más bien el tipo de guapo que hace que todas las chicas lo miren desde lejos y se digan las unas a las otras: "que lindo es".

Todo hay que decirlo, Julien siempre fue un chico "raro". Desarrolló un gusto "anormal" por los cómics y películas de superhéroes, solo les digo que, aún después de cumplir los 19 años de edad, no puede decidirse entre Marvel y DC. Además de eso nunca fue muy atlético, aunque no estaba fuera de forma ya que sus padres lo presionaban y lo animaban a llevar una rutina de ejercicios y una buena alimentación a pesar de no practicar ningún deporte.

A pesar de todo, el castaño siempre fue un chico inteligente y creativo, que fue en parte lo que lo llevó a elegir la carrera de arquitectura, además, claro, de su horriblemente insistente mejor amiga. Salomé era una chica creativamente inquieta, cargaba a una libretica a todos lados donde dibujaba los edificios lindos que veía y los que ella se inventaba, además de decenas de páginas llenas de garabatos inentendibles. Se lo agradecía, agradecía que desde segundo de preparatoria lo hubiera molestado con lo de ser arquitectos y algún día tener una empresa juntos, y en esa idea basaron su proyecto de grado, incluso crearon un modelo de ciudad inteligente que esperaban algún día poder aplicar-aunque sabían que en una ciudad todo podía ser inteligente menos los ciudadanos-.

Amor a DomicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora