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—Bueno, supongo que Greg ya te dio el tour- Habló el más alto de los dos, mientras caminaban por un pasillo de los almacenes. Julien asintió, girando para cruzarse con su mirada—. Espero que no te haya asustado mucho.

El chico castaño rió mientras esta vez negaba.

—Es algo... excéntrico- soltó otra risita—, pero me cae muy bien.

—Greg es el mejor jefe que jamás podrás pedir, Taylor.

—Oh, no, dime Julien. Las formalidades nunca han sido lo mío-. Gabriel le sonrió de lado sin mirarlo, mientras seguían caminando.

—Como digas-. Se hicieron unos breves instantes de silencio. El edificio era enorme y parecía que lo estaban cruzando de un extremo a otro—. Y dime, Julien- volvió a hablar el de ojos oscuros— ¿qué te trae por aquí? ¿Eres universitario, no?

Él asintió. Pensó un poco antes de hablar, no es como si su mentor se quisiera enterar de sus problemas familiares y personales.

—Quiero ayudar a mi mamá en unos gastos... y ella misma dijo que dejaría de pagar mi renta al final del año-. No mintió, solo omitió gran parte de sus palabras.

—Ya veo. Así son las madres, ¿no? Siempre tirándote de la rama para que aprendas a volar.

—¿Tu madre te echó de casa o qué?- Ese comentario hizo que Gabriel riera de nuevo. Había algo en su risa, tan vez el tono grave o el ritmo pausado, que hacía que Julien se relajara. No entendía muy bien por qué pero no le molestaba. Su compañero suspiró.

—No exactamente-. Silencio de nuevo, pero no resultaba incómodo. Estaban haciendo conversación, así fuera muy pequeña y muy trivial—. Y...- llamó su atención una tercera vez—, ¿qué estás estudiando?

—Arquitectura, voy en tercer semestre-. Julien no pudo evitar sentirse orgulloso de ese logro. No importaba qué tan listo le decían que era, llegar hasta allá era todo un mérito para él, algo que de verdad había conseguido—. Me encanta la carrera... ¿y tú? ¿Aún estudias o solo trabajas?- tomó la iniciativa para también hacer un poco de conversación; no parecía faltar mucho del camino.

—Me gradúe el año pasado-. Solo dijo eso, no parecía querer hablar del tema, y Julien no lo presionó. Uno de sus mayores miedos como universitario era no poder encontrar un empleo tras la graduación, no saber qué hacer ni a dónde ir. Si alguien con estudios universitarios trabajaba en DT, algo debía estar mal. O puede que tuvieran mucho tiempo libre y nada qué hacer.

—¿Hace cuánto trabajas aquí?- le preguntó. Gabriel se rascó la cabeza, desacomodando los rizos del lado izquierdo de esta.

—Unos cuatro años, puede ser más o puede ser menos. Comencé cuando tenía más o menos tu edad... considerando que tengas entre dieciocho y veinte años.

—Tengo diecinueve, no estoy ni tan joven ni tan viejo-. Ambos rieron.

—Sí, algo así.

Y otro silencio. Pero Julien quería seguir hablando, quería saber por qué ese chico estaba atendiendo en una aplicación de domicilios si tenía estudios.

—¿Por qué le dijiste a Greg que no creías que alguna vez te asignaría un aprendiz?- Esta vez Gabriel sí giró la cabeza, mirando al pequeño chico con una ceja enarcada.

—Eres bastante curioso, ¿no es así?

—Lo... lo siento-. No se había dado cuenta qué tal vez estaba hablando de más. No quería parecer una molestia, ni mucho menos, simplemente era la primera vez que sentía que podía interactuar con un extraño sin querer salir corriendo....  la primera vez en más de diez años. Gabriel volvió a reír, empujado el brazo de Julien.

Amor a DomicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora