¿Puedo?

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— Yamaguchi...

— si? Tsukki?

— ¿Qué pensarías si te digo que acepto estar contigo y estoy dispuesto a amarte? — Lo dije despacio, pude controlar al menos un poco el querer comerlo completamente.

— Estaría completamente feliz...

Una hermosa curva se formó en sus labios.
Sus pequitas radiaban y sus lágrimas caían por sus mejillas.

No quiero... No quiero que llore...

— No llores Yamaguchi... El corazón me duele al verte así.

Pensé en voz alta. Pero era verdad.
Sentía que él corazón me latía demasiado rápido, me dolía.
Mucho.

— Tsuki...

Su rostro se acercó a mí.
Me quería besar de nuevo...

De acuerdo.

Plantee en él un beso tierno, el cual poco a poco se hizo intenso, sus manos apretaban la parte de atrás de mi cabello, mis manos tocaban su cintura y lo empujé despacio a la cama. Nuestros besos sonaban y estaba claro que ambos nos necesitábamos, deseábamos el cuerpo del otro.
Siguió besándome y llegó a mi cuello, depositando besos cálidos y sonoros.
Empezó a bajar.

— Q-qué ha-

— Shh — Me puso un dedo en la boca — Disfruta.

Al bajar noté que desabotonaba mi pantalón, me miraba por ratos sonriendo, mis mejillas ardían y jadeaba despacio ante todos los movimientos de su mano.
Se deshizo del botón y bajó poco a poco mi pantalón junto a mi ropa interior.

El calor aumentaba cada vez más, cerré los ojos jadeando apresuradamente.

Hasta que sentí su lengua.

Solté un jadeo fuerte, como si botara todo el aire de mis pulmones, su lengua alrededor de mi miembro viril me hacía sentir tan bien, era un placer inimaginable.
Pasó de ser solo la lengua a ser su boca completa. Dije su nombre entre dientes, acompañado de un jadeo.

— ¿Me detengo? — sentía su mirada, así que bajé la mía y pude ver su sonrojo, lo deseaba también.

Empujé mi cadera hacia delante y tomé su cabello entre mis manos, haciendo que entre todo.

Solté un gemido y él sonidos de atragantamiento, el vaivén era lento pero delicioso, yo estaba en mi gloria, deseando tanto grabar esa emoción en mi cerebro.

El movimiento se hizo más fuerte y la velocidad fue aumentando, sentí ese gusanito en mi vientre y segundos después solté algo en su boca.

Mi cuerpo se relajó al instante, saqué lentamente mi miembro y escuché que tragaba lo que le había dado.

Qué vergüenza.

— Lo disfruté — Soltó una risita.

— Cállate, Yamaguchi.

— Perdón, Tsukki.

Sí, te aceptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora