Capitulo 1

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No soy una escritora excelsa, mucho menos profesional, así que, supongo que comenzaré por decir quien soy. Bien, mi nombre es Emma, mi apellido es un poco resonado, aunque es muy poco común, creo – y podría jurar- que solo los miembros de mi familia (Mis padres, hermano y yo) tenemos este, Rockbell, si es bastante raro, lo sé... Creo que perdí la cuenta de las veces que lo he oído decir de otras personas.

Vivo con mis padres y mi hermano mayor - como he dicho antes-, pero al verles a ellos el viejo decir "de tal palo, tal astilla " pierde sentido y significado, pues ellos son altos, ella de aproximadamente 1.78 m, y mi padre de poco mas de 1.85 m, ambos tienen el cabello casi rubio, ojos color avellana y piel blanca, igual mi hermano, Gabriel, a quien cariñosamente llamamos Gabe, el primogénito Rockbell, alto de piel blanca un poco más clara que la de mis padres, con el cabello castaño y ojos verdes, de 1.90m de estatura, parecería el típico cliché de chico perfecto, - a veces incluso yo creo que podría serlo - a lo largo de mi vida he tenido que oír a un sinfín de chicas preguntarme las cosas que le gustan o si pueden venir a casa sólo para poderle ver, ha sido algo tedioso... Y luego estoy yo, la hija menor, la burla de los "allegados", con una estatura por debajo de 1.50m – 1.47m si queremos ser específicos – con los ojos cafés y muy oscuros el cabello negro, pero "manchado" – como suele decir mi madre – de una mezcla de azul oscuro y turquesa intenso, solamente en las puntas, que llegan hasta la parte de las caderas, piel trigueña, o mestiza, nada que ver con ellos, ellos que eran "unos americanos asentados en una pequeña ciudad de España, llamada Sepúlveda"

Mis padres en realidad no son norteamericanos, de hecho ambos son colombianos, pero cuando la violencia estalló en Colombia junto con las mafias y los narcotraficantes, mis padres vendieron todos sus enceres y se mudaron a Madrid, vivieron ahí un tiempo bajo estatus de refugiados, y cuando por fin consiguieron la ciudadanía y se ganaron el derecho de llamarse españoles, decidieron que querían hacer algo que fuera suyo, así levantaron una pequeña tienda de ropa en la que mi madre vendía sus diseños, "La colombiana", se leía en letras rojas sobre un letrero blanco sin fanfarronerías, la gente mostró rápidamente su preferencia por los diseños de mi madre en ropa para señoritas y damas, hasta que "La colombiana" tuvo tantos inversionistas que mi madre no sabía por donde empezar, así que le dio a mi padre la parte de la inversión que él había dado al inicio, y un poco más, él se rehusó al inicio, pero terminó aceptándolo y levantó una pequeña agencia de albañilería e ingeniería, "Rockbell & García", al inicio solo eran él y tío Adán. Un amigo de mi padre que es más su hermano que los que se quedaron en Colombia. La cosa es que empezaron con muy poco y ahora tienen tanto, y de todo, excepto tiempo.

Siempre fui una niña muy curiosa, al ver a mis padres y mi hermano me sentía fuera de lugar, a los 11 años estaba tan convencida de ser adoptada que salí corriendo, con una pequeña mochila rosa que solo tenia mis cuadernos favoritos y un pequeño libro de cuentos que me encantaba al hombro, para "buscar a mis verdaderos padres", pero no logré correr mas de seis cuadras, ahí estaba yo, en plena banqueta, respirando con mucha dificultad, ya que era - y soy aún - una pequeña perezosa sin condición física, una vecina pasaba por esa calle en su auto y me llevó a casa, mis padres no contradijeron ni confirmaron lo que yo creía, mi hermano se partía de risa cuando me vio, a los 13 años la idea aún no abandonaba mi mente, ese año en clase de ciencias el maestro habló sobre el ADN, la herencia genética y de como podría alguien saber si era hijo natural o adoptivo por medio del tal, nos explicó que éste estaba presente en la sangre, la saliva e inclusive en el cabello . Así que esa tarde al llegar a casa tomé del cepillo de Gabe algunos cabellos – Sí. Este chico se cepilla el cabello, y lo hace incluso con más rigor que yo – e hice que una de las empleadas de casa los llevara a examinar, suplicándole que no dijese nada a mis padres, a lo cual obedeció, por suerte. Contrario de mis expectativas, cuando la prueba llego se leía que efectivamente, él y yo somos hermanos naturales, aunque nuestro físico diga lo contrario.

Sunsets. (titulo provisional, no definitivo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora