nueve.

3.9K 646 321
                                    

Para ser honesto, lo pasó bien. Al menos lo pasó bien la mayoría del tiempo, incluso mejor de lo que esperó.

Ahora descansaba recostado en su cama, con los auriculares incrustados en los oídos, dándole vueltas a lo que había sucedido esa tarde.

Yuta se le había declarado, y sí, en plan romanticón. Aquello no había sido como los «te quiero» que le decía casi todos los días, no, aquello había sido una declaración de amor en toda regla.

Y ahora SiCheng tenía miedo, y mucho. Cuando Yuta pronunció aquel discurso que parecía tener bien estudiado, diciéndole lo que le encantaba pasar tiempo con él o lo bonito que era, SiCheng lo rechazó.

Allí, en medio de un McDonald's lleno de gente, Sicheng enmudeció. Yuta había agarrado su hamburguesa y siguió comiendo como si nada hubiese sucedido, hasta que después de unos minutos con un SiCheng sin decir ni pío comenzó a ponerse nervioso.

—Winko...— dijo dejando su comida y centrándose en el chico que tenía delante, que parecía tener la mirada perdida.

—No quiero.— respondió el chino de pronto. Yuta lo miró de hito en hito, ¿a qué se refería exactamente?

—¿Que no quieres qué?, ¿hamburguesa?— preguntó señalándola.

—Que no quiero salir contigo..., no de esa forma.— dijo aún mirando a algún lugar desconocido, evitando encontrarse con la mirada inquisitiva del japonés.

—Pero tú me gustas, pensé que yo a ti también...—

—Pues no.— interrumpió el menor. Trató de que no le temblara la voz, pero parecía una misión imposible.— Me... Me caes bien, sí, pero no me gustas. Ni— suspiró, interrumpiéndose a si mismo— No entiendo como te puedo gustar.

—Sicheng, ¿cómo puedes decir eso?— preguntó el japonés sorprendido.

—Porque realmente no lo comprendo.

—A ver, definitivamente eres adorable, y si eso no lo sabes tienes un serio problema.— comenzó a enumerar— Eres amable. No siempre, e incluso a veces eres un protestón y, ¡no te gustan los mimos!, eso es raro, pero bueno—

—No creo que eso sean mis puntos fuertes.

—¡Sí que lo son!— chilló el mayor enrabietado como un chiquillo.— Eres perfecto, incluso siendo un protestón.

El chino comenzó a juguetear con sus dedos, mirándolos fijamente y dejando que su flequillo tapase su rostro.

—Winko, de verdad me gustas, no mentiría con algo así. Literalmente nunca miento.— dijo Yuta después de mantenerse ambos en silencio durante unos segundos.

—Entiendo...— Yuta asintió ante aquello, feliz de que el chino comprendiese que aquello no era una tonta broma.— Pero, por favor, entiende tú mis sentimientos. Lo siento.

—No me digas eso...—

SiCheng se levantó de la incómoda silla del restaurante de comida rápida, pero antes de que pudiese siquiera ponerse completamente en pie, Yuta lo agarró del brazo con su fina mano.

SiCheng lo miró, esta vez directamente a los ojos, y Yuta lo soltó de pronto, dejando a Sicheng marchar.

—Dramático.— murmuró Yuta agarrando varias patatas fritas y metiéndoselas a la boca. Quizás estaba un poquito enfadado. No le gustaba que lo hubiesen rechazado tan fríamente.

juice ;;ʏᴜᴡɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora