[Actividad |5]

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Jimin despertó, se fue al baño y se encaminó a la cocina para comenzar a hacer el desayuno

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Jimin despertó, se fue al baño y se encaminó a la cocina para comenzar a hacer el desayuno.

A medida que cocinaba, cuando abrió una de las puertillas (se tuvo que poner en puntillas para ver el contenido) se encontró con un vacío, lo único que había era un pequeño pétalo de Lirio.

—Hola, mi amor, ¿cómo amaneciste? —interrogó con un tono dulce Yoongi abrazándolo desde atrás.

—Muy bien, Yoonie —sonrió Jimin siguiendo con sus acciones, sintió la nariz del contrario pasearse en su nuca.

Pequeñas cosquillas fue lo que presenció en su cabellera, pero luego su esposo se separó de él para preparar la mesa, dejando un sentimiento vacío y frío en él.

La cuchilla que usaba Jimin para cortar el pan en rebanas se había perdido entre el pan, los ojos perdidos del menor estaban fijos en donde cortaba...

Seguía cortando aunque el alimento se encontraba completamente partido.

Hasta que el filoso objeto llegó a su dedo índice de su mano izquierda, abriendo su piel en un corte donde hizo presencia el líquido carmín.

Jimin miraba su dedo sangrando sin reacción alguna, viendo las gotas caer... entonces luego de unos segundos reaccionó con un pequeño grito.

—¿Qué pasa, bebé? —llegó rápidamente Yoongi desesperado, viendo con horror el dedo teñido en rojo de su esposo— mierda, Jimin.

El rubio desapareció del espacio para luego volver con una curita en manos, se acercó al menor que tenía una expresión triste por su torpeza.

—Ven aquí, cielo —llamó a Jimin, él se acercó, el mayor agarró con cuidado su mano y envolvió la textura de la curita su dedo—. Listo, ¿mejor? —interrogó con preocupación.

El pelinegro asintió y besó los labios del contrario como agradecimiento.

—¿Puedes quedarte hoy? Por favor... —los ojos tristes de Jimin miraban al mayor en una forma de súplica.

—Mi cielo... sabes que no puedo faltar, hoy es un día importante —le sonrió al más bajo, mostrando aquellas encías rosadas.

Un día importante.

Los ojos marrones del pelinegro se viajaban por su dedo índice, donde una curita tapaba su herida fresca

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Los ojos marrones del pelinegro se viajaban por su dedo índice, donde una curita tapaba su herida fresca.

Temblaba y el sudor bajando por su espalda lo hacían estremecer.

El timbre sonó, Jimin miró asustado hacia la puerta, tragó saliva y un par de lágrimas se asomaron por sus ojos.

Se levantó cuidadosamente y se aproximó a la puerta. La abrió aún con duda y se encontró con una carta en el suelo.

¿Qué?

La tomó y entró cerrando la puerta detrás de él.

Sus orbes se pasearon por todo el departamento verificando si hay alguien con él, al confirmar que no, se sentó en el sofá donde abrió el correo.

Y el contenido esta vez era un papel rasgado, una nota.

Contesta el teléfono












Nicxnita©

윤민; [Lilium]→ y.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora