윤민; [Lilium]→ y.m

[Ａｃｔｉｖｉｄａｄ |１５]

Jimin miraba el pétalo de lirio en el centro de la palma de su mano.

Ojos nublados.

Cerró sus ojos con una leve sonrisa colándose en sus belfos cuando sintió dos brazos rodear su cintura y cortos besos dejados en su hombro.

—Buenos días, amor —aquella voz ronca y su respiración chocaron contra su oreja, Jimin cerró sus ojos y sonrió.

—Buenos días Yoonie —se volteó para encontrarse con aquellos felinos ojos con aquel destello al apreciar lo más hermoso y precioso que tiene en su vida...

—¿Ya te tienes que ir? —y ahora aquella mirada triste se instaló en su rostro y sólo se quedó callado mientras veía como Yoongi se alejaba de la cama para adentrarse al baño y afirmar su pregunta con una exclamación.

Se quedó sentado sobre sus pies en la cama, con sólo una remera y todo el cabello desordenado.

Minutos después apareció Yoongi por el pequeño corredor y él seguía en la misma posición, poco después, el mayor sonrió y tomó de sus mejillas para abandonar un beso en sus labios.

»—¿Por qué esa cara, mi amor? —interrogó al ver el semblante triste del muchacho, el contrario negó con desgano y contestó:

—Sólo... Nada —ahora fue él el que unió sus labios en un tiempo efímero.

—Está bien, me iré —se apartó y tomó su maleta que residía a un lado de la cama.

Los ojos de Jimin puestos en esa ancha espalda que se hacía más pequeña cada vez que su hombre se alejaba... Pero para su sorpresa... Se detuvo en la puerta.

—¿No tienes nada que decirme? —la voz ronca y suave llegó hasta sus oídos en una suave caricia y sus ojos picaron sin saber el porqué.

—Mhm... Nada, que tengas un buen día, amor...

11 de la noche.

Y Jimin ya estaba sentado en el suelo con su espalda apoyada contra la pared de la sala mientras que el ruido del teléfono repiqueteaba en su cabeza una y otra vez sin cesar.

Pero las lágrimas no salían de sus ojos.

Los gritos no quemaban su garganta.

Los temblores no explotaban su cuerpo.

El pánico no invadía su cabeza.

Sus orbes carentes de sentimientos sólo miraban el teléfono sin gracia, sus facciones formando una expresión neutra, notaba los movimientos que producía el teléfono al emitir el estridente sonido.

Pero no hizo nada...

Entonces el ruido cesó y el timbre sonó.

Se levantó con pereza y tomó el sobre que se deslizó por la puerta...

“Día quince del noveno mes, ¿te suena? El sol se ocultó y la luna apareció, la mitad, el reloj marcó el número cuando Cenicienta huyó...

¿Te suena?”

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*C va*

Niconitty©