•Capítulo 2.

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Caminé hasta la tienda más cercana para comprarme una botella de agua, había salido tan rápido de aquel lugar que la comida me quedo atravesada debido al mal rato que había pasado. Cuando llegué a la tienda tomé la botella de agua y la pagué, decidí quedarme en las mesas que se hallaban fuera del lugar hasta acabar el agua. Tenía la mirada perdida y mi mente en blanco, hasta que algo logró captar mi atención... Era una perrita pequeña, de color blanca con manchitas negras, tenía una correa atada así que supuse que se había escapado, era muy bonita pero se veía frustrada y sedienta, sin pensármelo dos veces, como pude le di de mi botella de agua para hidratarla. Cuando acabó, la agarré y la senté en mi regazo mientras la acariciaba, su collar tenía una pequeña placa que decía "Luca".
—Pequeña, te has escapado...— Pensé en la persona que fuera dueña de la perrita y sentí pena, así que haría lo posible por hallar a su dueño/a. Estaba concentrada acariciándola hasta que noté que alguien se paró frente a mi, esa persona sólo tomó la correa queriendo llevarse a la perrita.
—Luca vamos.— Dijo él.
—Disculpa, ¿Tú eres el dueño de la perrita?— Él sólo me miró de mala manera.
—Luca.— Insistió queriendo llevársela pero la perrita se resistía y tironeaba de la correa así que la sostuve en brazos.
—No voy a dejar que te la lleves, ella no quiere ir.— Le dije firme con una mirada desafiante.
—Es mía, y ese animal vale más que tu casa o cualquier cosa que tengas, y están sacándole fotos para una publicidad así que dámela.— Dijo de manera arrogante e impaciente.
—¿Fotos? ¿Tú te has dado cuenta lo agotada que está? Es muy pequeña y el calor de los focos de las luces debe ser asfixiante para ella, los perros sienten más las temperaturas que nosotros, que irresponsable de tu parte.— Dije enojada.
—Señor, la encontró.— Llegó corriendo un hombre un tanto mayor, vestido de traje. Ambos estaban vestidos de manera formal y bien peinados. El señor me quitó a la perrita de los brazos y me agradeció, pero el otro hombre sólo me volvió a mirar y se fue.
Por un momento me enfurecí más que antes, sólo deseaba que aquella perrita estuviera bien...  

Tenías que ser tú... [Sofia Castro & Sebastian Silva/Sofistian]Where stories live. Discover now