Tenías que ser tú... [Sofia Castro & Sebastian Silva/Sofistian]

•Capítulo 13.

—¿Eso no es demasiado pequeño?— Dije mirando hacia la pantalla de su computadora.
—Escucha Sebastian, un lugar donde pueda dormir y lavar la ropa a este precio es difícil de conseguir.
—Hay un lugar más grande y más barato.
—¿Donde?— Ella se acercó intrigada apoyando sus brazos en la mesa, yo imité su movimiento y le respondí.
—En mi casa, hay muchas habitaciones.
—¿Estás loco? ¿Cómo voy a entrar a tu casa?

Narra Sofia:

Finalmente llegó el día de la inauguración, ya estaba todo listo para abrir la veterinaria, me quedé mirando las ventanas y vi a Tomas acercarse con un ramo enorme de rosas.
—¿Qué es esto?— Le dije una vez que le abrí la puerta para que pudiera entrar.
—El señor Sebastian no puede asistir a la inauguración porque tiene una reunión muy importante pero dijo que la vería para almorzar, quiere que celebren juntos.

Narra Sebs:

Estaba esperando en el restaurante a Sofia, pasaban los minutos y ella no llegaba, ya comenzaba a desesperarme.

Narra Sofia:

Hice que Tomas se quedara en la veterinaria para ayudarme, mientras yo hacia otras tareas él estaba limpiando los vidrios, me daba risa verlo con traje y bien arreglado para limpiar vidrios. Cuando acabamos nos sentamos a comer, nos estábamos divirtiendo.
—Este lugar es lindo.— Dijo Tomas mientras comía pasta.
—Si.— Le dije sonriendo.
—¡Tomas!— De repente vi que él se ahogó con la comida y comenzó a toser. Era Sebastian.
—¿No ves que estamos comiendo?— Le dije, Tomas agarró su chaqueta y se retiró a paso rápido, lo cual me causó gracia. Sebastian corrió la silla que había usado Tomas y la puso frente a mi, luego se sentó y escuché como su estómago comenzó a sonar.
—¿No almorzaste?— Dije riendo, su mirada transmitía claramente su enojo.— No puede ser, ¿Estabas esperándome?— Sonreí y le alcancé un tenedor para que comiera la pasta.— Come un poco de esto.
—No como estas cosas.
—Entonces muérete de hambre.— Iba a dejar el tenedor en la mesa pero lo agarró igualmente.
—Ya que me lo pides, lo probaré.— Pude notar su cara de satisfacción al probar la comida y me reí, pero él seguía negándome que le había gustado. Aún comíamos y escuché una voz a lo lejos.
—¡Sofia estoy aquí!