•Capítulo 7.

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(Narra Sofia)

Me desperté, y él ya no estaba. Me sentí un poco mal al principio pero luego tuve que seguir con mis cosas.
Estaba en la veterinaria, acababa de atender a la última persona, aunque no venían frecuentemente. En ese instante alguien entro por la puerta.
—Bienveni...do...— Dije y me detuve. Era aquél hombre. Apenas entró se quedó en su lugar.
—¿Puedes alejar a esa cosa? No soporto que vuelen pelos a mi alrededor.— Dijo señalando a Ringo. Lo mire con mala cara.
—Está así porque le agradas.— Lo fulmine con la mirada. Comenzó a acercarse a mi hasta que quedamos frente a frente.
—Acabas de decir que no soportas el pelo que vuela a tu alrededor.— Dije algo nerviosa por la cercanía entre ambos.
—Tampoco soporto deberte algo.— Dijo sin expresión alguna.
—¿Me debes algo?— Pregunté. Ambos nos sentamos.— ¿Qué te trae por aquí?
—El precio por salvarme la vida. Tenía curiosidad de saber cuánto me pedirías, pero nunca llamaste.
—¿El precio por la intervención?
—Si... ¿Por qué no viniste a pedirme dinero inmediatamente?
—¿Cómo sabría quién eres?
—Dejé una nota con mi información.— me extendió un papel y una lapicera. Empecé a escribir sin tener mucha idea de que poner.
—¿Estás segura que escribiste esto correctamente?— Dijo el algo nervioso.
—Mira... Sé que puede parecerte un precio alto. Pero es un hospital de animales, el seguro de salud regular no funciona.
—No son 70 millones, ni 700... ¿700,000?
—¿Hay algún problema?
—Mira Sofia. ¿Realmente no tienes idea? El precio por salvarme la vida no pueden ser sólo 700,000.— Dijo indignado. Por un momento me asusté pero luego comprendí su arrogancia.— Vuelve a escribirlo. Siento curiosidad, ¿No eres codiciosa o estas fingiendo?
—¿Codiciosa? ¿Quién crees que soy?— Tiré el papel. Mi perro comenzó a acercarse a él.
—Aléjalo.— Dijo él, yo me quejé.
—Ringo ven aquí.— Me levanté y pisé uno de sus juguetes por accidente. Caí encima de aquél hombre, nos quedamos viéndonos avergonzados por unos segundos. Inmediatamente me levanté.
—Paga sólo la intervención y vete.— Dije roja de la vergüenza.
—Te haré una oferta que no podrás rechazar.

Tenías que ser tú... [Sofia Castro & Sebastian Silva/Sofistian]Where stories live. Discover now