CAPITULO DOS
No podía pensar tenía miedo sabia que los muertos vivientes vendrían por mi, mi corazón no dejaba de latir pensando en como podría salir viva de esta.
Mi jefa ahora estaba sentada con la cabeza escondida entre sus manos tapándose el rostro por más que la moví no reaccionaba, solo quería llegar a casa y que todo fuera como yo lo recordaba.
Cada vez los ruidos se hacían más insoportables, no tenía nada con que defenderme sin decir que estábamos las dos solas.
-¡Ay Dios!- exclame jamás podré salir de aquí tome una escoba junto con un pequeño cuchillo que encontré en uno de los cajones pero no sería suficiente para defenderme.
Una vez más le hice gestos a Mariana pero seguía en un estado de perdición total, me acerqué a ella poniéndome de cuclillas, ella levantó el rostro mirándome ¿Porque no aceptas que todo esto parece una broma?.
Su tono de voz era de me e cansado, pero este solo es el comienzo de una mala pesadilla le dije en voz baja.
¿Vendrás conmigo o te quedarás en esta pequeña oficina?, ella se quedó callada por varios segundos mirando el suelo para detenerse en mi escoba.
Esta bien salgamos de aquí vamos por esos malditos hijos de puta, eso es lo que quería oír.
Ella me imitó y tomó una escoba también sin embargo teníamos un problema mayor no sabíamos cuantos de ellos eran que es lo que pasaba, que haríamos después pero este no era momento de pensar en eso. Lo importante es salir de aquí primero.
Escuche una voz proveniente de la barra del bar, era él era Tomás mi cara por un momento dejó de ser preocupación para ser de felicidad.
-Ada, Ada ¿Estás ahí? Si estoy aquí en una oficina pero no me di los gritos, se escuchó un ruido ensordecedor mientras la puerta se vino abajo una horda comenzó a caminar hacía y Mariana, a pesar de golpearlos no pasaba nada.
Mariana intentó defenderse pero ya era tarde muchos de ellos se abalanzaron sobre ella haciendo un charco de sesos y sangre en el suelo.
Sentía ganas de vomitar, ellos venían por mi, haciendo unos ruidos que parecían unos gruñidos.
Estaban a unos centímetros de mi caminando a pesar de estar muertos.
Comencé a gritar cerrando los ojos pidiendo ayuda.-Cuando pensé que ya era mi fin escuche unos balazos. Abrí los ojos para notar que era mi Tomás.-
Había matado a los muertos vivientes a unos seres que ya estaban muertos, ¿Se pueden matar a unos no muertos? Pensé.
Lo abracé para ponerme a llorar como una niña chiquita, el me abrazó otra vez para decirme que todo estaba bien, pero yo sabia que nada de este maldito mundo estaba bien.
El me tomó de la mano sacándome arrastras del bar pasando por entre medio de los muertos vivientes y del horror de la sangre.
¡Debemos salvar a Mariana!-le grité pero el solo corría a hasta llegar casi a la salida del bar.
Escucha me dijo haciendo que paráramos por un momento, debes confiar en mi pero necesito que tomes esto me pasó un arma con unas 6 balas, Tomás yo... nunca e usado un arma.
Lo sé me respondió dándome indicaciones, nuevamente de a poco los muertos vivientes se levantaban del suelo corrimos pero eran cada vez más. Tomás me defendía pero eran demasiados.
Dispare dándole a uno por el corazón pero seguían vivos, dispara a la cabeza me grito mientras el forcejeaba con uno, mi mano temblaba pero torpemente después de quitarle el seguro apunte a la cabeza y dispare.
El muerto viviente por fin había caído me dieron otra vez ganas de vomitar allí mismo, se nos acababa las balas y debíamos salir de aquí.
Cuando por fin llegamos a la salida corrimos por entre medio de los muertos vivientes hasta llegar a un auto que no era de Tomás
Encendió el auto rápidamente y partimos sin darme tiempo de entender que era lo que pasaba. Luego de unas cuadras aparcamos el coche detuvo el motor, saque la llave que tenia del bolsillo y corrí torpemente hasta la casa, Tomás me siguió.
-Luego de entrar cerré las cortinas sacándome los tacones cerré con llave la puerta.-
Encendí la televisión y vi como en las noticias del canal decían que todo estaría bien, que por favor no saliéramos de casa que hijos de puta pensé porque el gobierno siempre quiere ocultarnos la verdad.
-¿Ada? me llamó tomas no podemos quedarnos aquí debemos irnos cuanto antes- luego de un tiempo la comida escaseara y nos moriremos pero de hambre.
Sentándome en el sillón sin dejar de ver la televisión le dije que si.
Me sentía realmente cansada finalmente el sueño me ganó. No no por favor grite no se la coman, otra vez podía ver como los muertos vivientes atacaban a Mariana.
-Desperté llorando y sudando, Tomas estaba al lado mio el me había tapado con una cobija, solo escuchaba la televisión, y los ruidos incesantes de los muertos vivientes.-
"Vaya vida despertar de una pesadilla para seguir en otra."
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Después del 12 de mayo©
Fantasy«No dejes que ellos entren, los muertos vivientes, vienen por nosotros». Ada Valencia es una chica de la capital de Santiago, Chile que lleva una vida pacíficamente viviendo junto con su novio Tomás, pero luego de quedarse sin empleo encontró trabaj...