CAPITULO I - VUELTA A CASA

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El vuelo se me hizo interminable, no pude dormir por los nervios y miraba a cada rato la hora en el reloj para saber cuanto faltaba, y cada vez que miraba faltaban dos minutos menos. No se cuantas veces suspiré en mi asiento, era la primera vez que viajaba en primera clase (cortesía de mis padres biológicos) y no pude disfrutarlo, quería y no quería llegar a mi destino. Mil preguntas me daban vueltas en la cabeza: ¿encajaré con ellos? ¿Me sentiré cómodo? ¿Los querré? ¿Me querrán? ¿Serán buenas o malas personas? Jamás se me había dado bien el interactuar con las personas y ahora debía hacerle frente a una familia de completos desconocidos con los que compartía sangre. Le había pedido a mi madre que me acompañara pero ella consideró mejor que los conociera solo. Cuando anunciaron el aterrizaje mis manos comenzaron a temblar y a sudar, esperaba conocerlos antes que me diera un ataque al corazón.

Para evitar demoras solo cargaba con equipaje de mano, por lo que apenas salí del avión fui a la sala de espera. Se suponía que alguien vendría por mí, pero no sabia quien. Miré a todos lados hasta que vi un cartel con mi nombre, el actual y me acerqué allí.

- Hola – dije tímidamente, quien sostenía el cartel lo bajó y me miró de pies a cabeza, tenía más o menos mi edad, pero me superaba en tamaño y estatura. Irradiaba seguridad y prepotencia y noté como todas las mujeres que pasaban cerca lo miraban con deseo.

- ¿Cristóbal? – preguntó curioso, asentí con la cabeza – mi nombre es Mateo – se presentó con una sonrisa – y según me dijeron somos hermanos – al escucharlo lo observé detenidamente, no veía el parecido por ningún lado, obviamente el había sacado los mejores genes – soy adoptado por eso no nos parecemos – supongo que mi mirada de confusión delató lo que pensaba por eso hizo la aclaración, me abrazó por el hombro instándome a caminar con él – pero no importa que no tengamos la misma sangre, para mi somos hermanos y punto – no sabia que decir – al principio pensé que me caerías mal ¿sabes? – Seguía mudo – pero creo que vamos a llevarnos muy bien.

- Eso espero – por fin algo salía de mis labios.

- Seguro que si – llegamos a su coche y me quedé maravillado viéndolo – pensaba que te parecerías mas a papá, pero es obvio que te pareces a mamá así que seremos amigos – subimos al coche – ella es un angel y el un idiota así que es bueno que no te le parezcas – asentí con la cabeza, seguía embobado observando el automóvil - ¿te gusta? – Otro asentimiento – es de papá, se lo robé para buscarte. Seguramente ahora esta planeando como torturarme por ello, pero gracias a vos tengo inmunidad.

- No entiendo – dije confundido, él sonrió de medio lado con la vista en el camino.

- En la familia hay muchos psicólogos y escuché que comentaban que tu llegada me afectaría por sentirme desplazado o algo así y que seguramente haría cosas para llamar la atención – no podía creer lo que escuchaba – lo que ellos no saben es que no tengo esos tipos de problemas, mi mamá me ama incondicionalmente y ahora que llegaste papá va a dejar de molestarme a mi tanto y va a molestarte a ti – era un calculador de primera – pero ellos no lo saben así que aproveché porque hacia rato que tenia ganas de conducir esta belleza pero ese señor – entendí que se refería a su padre – no me dejaba.

- Ojala no tengas muchos problemas por robarle el coche a tu padre – yo nunca haría algo así, si bien mi padre no era muy estricto, pero robarle es algo que nunca se cruzaría por mi cabeza, pero Mateo no pensaba igual. Apenas lo conocía hace unos minutos y ya sabía como era: el típico chico guapo y rico, seguramente era una estrella en algún deporte o en todos, y las mujeres morían por sus huesos. El resto del viaje siguió hablando de la familia. Me contó que las siete hermanas mujeres son mayores que nosotros, seis son biológicas y una adoptada y que además tenemos un hermano mayor, solo por parte de padre que esta internado en un manicomio. No pregunté porque y el tampoco me lo contó. Me dijo los nombres de mis hermanas pero eran muchas y yo estaba nervioso aun y no pude retenerlos.

SAPO DE OTRO POZODonde viven las historias. Descúbrelo ahora