Hola a todos, muchas gracias por la aceptacion de esta nueva historia y por sus comentarion, prometo ponerme a responder inmediatamente cuando acabe de publicar el capitulo.
Me plantearon algunas dudas pero no se las puedo responder porque van a aclararse a lo largo de la historia, asi que paciencia, que recien estoy empezando a pesar de que la tengo en la cabeza casi completa.
En el capitulo anterior subi una foto de Bautista y ahora subo una de Mateo, espero que les gusten tanto como a mi.
Tambien le cambie la portada al libro, la imagen queda cortada pero subi la original en el prologo por si la quieren ver, por fin que aprendo a editar las imagenes como corresponder se me corta cuando la cuelgo... pero esta hecha que es lo importante.
Ahora los dejo leer, calculo que a mediado de semanas voy a subir el tercer capitulo. Espero que este les guste.
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Salí del baño al rato, ahora en la habitación también estaban las mellizas, Irina y Candela que al verme hicieron silencio, nos miramos unos a otros.
- Me voy a correr – Mateo anunció y al dirigirse a la puerta me empujó con el hombro sin siquiera mirarme, era obvio que estaba molesto.
- Para Mateo mamá es lo más valioso y sagrado en el mundo – Emilia me habló colocándome una mano en el hombro – es bueno, pero si te metes con su mamita te va a hacer la vida un infierno – y se fue también, supuse por el equipo deportivo que haría lo mismo que su hermano. Me senté frustrado en la cama, sujetando mi cabeza con las manos.
- Cristóbal es entendible lo que sentís – Candela me hablaba – te sacan de tu casa para traerte a otra donde no conoces a nadie – suspiró – y encima te enteras que tus padres pueden ir presos – la miré – pero entendemos a nosotros, desde hace mas de diez años que te creíamos muerto, no tenés idea de lo doloroso que fue sepultarte y llorarte cada año.
- Y ver a nuestra madre sufriendo por ello – ahora hablaba Matilda.
- Casi se muere del dolor cuando sucedió tu supuesta muerte – Manuela dijo eso.
- Aprendimos a vivir con eso pero ahora que te recuperamos no podemos dejarte ir – Irina se sentó a mi lado y me abrazó por los hombros.
- Eras el bebe de la casa – ahora Elena hablaba – nuestros padres tuvieron tantos hijos porque querían un niño, así que imagínate la felicidad después de seis mujeres llegaste vos.
- Entiendo – dije calmado – pero no me siento a gusto aquí, extraño a mis padres y a mi hermana. Yo se que ellos no tienen mi sangre pero los amo, toda mi vida estuve a su lado y ustedes me piden que haga como si no existieran y siga mi vida aquí.
- No queremos eso nene – Alicia me explicó – pero danos una oportunidad, nosotros te amamos muchísimo y queremos tenerte cerca.
- No me queda otra la verdad – dije derrotado, no podía irme si no mis padres irían a prisión, a lo mejor podía aguantar hasta los 18 y luego me largaba por mi cuenta – voy a quedarme con ustedes – todas aplaudieron y antes que me diera cuenta me aplastaban en un abrazo grupal. Cuando terminaron me dejaron solo, me vestí y me quedé pensando que hacer. Caminé por la habitación mirando todo y luego me decidí a encender la TV y luego fui más allá y encendí los juegos. Amaba jugar a la play station, creo que era una de los únicos gustos que compartía con los chicos de mi edad. Estaba sumido en mi juego que no noté que Teo y Valentín estaban en la habitación. Ambos estaban sudados y me miraban serios. Era obvio que Mateo le había platicado a su padre que yo quería irme.
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SAPO DE OTRO POZO
Teen FictionCristobal un adolescente de diecisiete años tiene que enfrentarse a una nueva vida, con una nueva familia y nuevas aventuras. Tercera parte de DULCE VICTORIA, contada desde el punto de vista de un joven...