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POV KAROL
Uno de mis mayores errores siempre ha sido buscar una explicación lógica a mis sentimientos. Pero siempre hay que recordar que de los errores uno aprende a vivir.
- Te gane – grito mi hija mientras saltaba.
- No es verdad.
- Mami viste que le gane – se acercó a mí.
- Si amor me alegro mucho, eres muy buena.
- No es justo, tu hija es muy tramposa.
- Claro que no – dijo la niña de seis años.
- bueno ya basta los dos, parece como si tuviera a dos nenes pequeños. Mira lo que traje Valeria – mostré el boleto – sé que te encanta el laberinto de pelotas así que... tienes una hora para divertirte.
- ¿ustedes no van?
- No amor, sabes que no nos dejan entrar.
- Bueno. – bajo la mirada.
- Pero te tenes que divertir por los tres así que, te vamos a estar esperando con helado. ¿quieres? – dijo Ruggero.
- Siii, de chicle y frutos rojos.
- Listo pero tenes que prometer que te vas divertir mucho. ¿promesa? – puso el dedo meñique junto a ella
- Promesa – unió sus dedos. Que hermosos es tener que presenciar esta escena, ojala las cosas hubiesen sido de otra manera.
- Entonces vamos – corte con el momento para poder ir al bendito juego, y ahora que lo pienso no creo que haya sido muy buena idea cuando tengo que pasar las próxima hora junto a Ruggero.
***
- Tu hija es hermosa – dijo por fin Ruggero despues de ya bastantes minutos caminando.
- Gracias. – susurre
- Se parece mucho a vos.
- Gracias – volví a repetir porque no se me ocurría que más decir. En mi mente solo podía pasar el hecho de que para mí ella era la viva imagen de él. Sus ojos, su sonrisa, su actitud era tan Ruggero Pasquarelii. - ¿quieres ir a tomar algo mientras esperamos que salga? Aunque de seguro tendrás cosas que hacer y tienes que irte ¿no?
- Realmente no, hoy Vera pasara todo el día con Chiara cuadrando algunas cosas del vestido de la fiesta.
- ¿de verdad? Woauu me acuerdo de todo lo que sufrí con "mi boda" porque realmente fue complicado cuadrar todo.
- Si son cosas que jamás se olvida - y ahí estaba de nuevo las indirectas de Ruggero Pasquarelli.
- Voy a pedir a la caja, ¿Qué quieres comer? – pregunte para evitar seguir con todo esto.
- Quiero un jugo de Kiwi. – me iba a pasar el dinero.
- Está bien. Yo invito, no te preocupes, es lo menos que puedo hacer por haber cuidado a mi hija.
- Bueno Gracias – sonrió.
***
- Mira también te traje una torta de vainilla, espero te siga gustando como antes. – sonreí.
- Si, gracias – su mirada estaba en el celular.
- Y ¿Cómo le propusiste matrimonio a Vera? – realmente no quería saber, pero quería que soltara la mirada del móvil, se dignara a verme.
- No creo que te interese mucho ese tema.
- Tienes razón, pero la verdad no sé qué más podemos hablar – soltó una risa, que a la vez me hizo sonreír.
- Bueno en realidad fue un poco gracioso, y a la vez estresante, porque yo como el italiano que soy quise hacer la propuesta especial, así que la lleve a comer a un restaurante turco en España, e hice que pusieran el anillo en la comida de ella, pero yo como soy tan de malas los meseros confundieron las ordenes, y lo llevaron a otra mesa
- ¿es en serio? ¿pero qué clase de incompetentes trabajan ahí?
- Eso mismo me pregunto yo, en fin cuando me di cuenta que el anillo termino en otra mesa, la pareja que estaba cenando ahí solo se gritaba. Y así fue como termine con una relación ajena. – rió
- Creo que yo tengo los mismos dotes – me burle.
- El caso es que después de todo ese quilombo, Vera acepto ser mi esposa – sonrió dándome a entender lo feliz que lo hace ella.
- Bueno debes sentirme orgulloso, creo que es una de las mejores propuestas, tipo es algo que nadie olvidara – me reí.
- Exactamente- un silencio se apodero entre nosotros – si te hubieses quedado conmigo, tal vez seriamos nosotros los que estuviéramos organizando nuestra boda.
- Tal vez, pero también puede que tú y yo no somos hechos para estar juntos – me levante del asiento – tenemos que irnos, ya casi Valeria sale del laberinto. – cogí mi bolso y me adelante así el lugar.
