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POV RUGGERO
A veces el corazón ve lo que es invisible a los ojos, ve todo aquello que nuestro cerebro no quiere aceptar, ve eso que nosotros creemos que no existe y que solo es producto de nuestra imaginación, ve ese amor imposible más cercano de lo que creemos.
- ¿y te has divertido amor? – Karol le pregunto mientras le ayudaba a ponerse los tenis que había traído.
- Si, mami me encanto, ojala ustedes hubiesen estado también ahí.
- Nosotros también nos divertimos aunque no lo creas – Karol revoloteo los ojos sin que Valeria la viera.
- ¿si? ¿Qué hicieron?
- Fuimos a comer una torta de vainilla
- ¿Cómo las que me gustan?
- Exacto, y por eso también te trajimos una.
- Gracias son los mejores – nos abrazó al mismo tiempo, una sensación de felicidad se generó por ese gesto, de verdad Valeria estaba robando toda mi atención.
***
- Nuevamente, gracias por traernos no era necesario. Valeria dile Gracias. – un silencio – Vale... rayos se creó dormida – la miro por el espejo retrovisor.
- No fue nada, de verdad me gusta pasar tiempo con los niños, y más si son como Valeria. En serio tu hija es preciosa.
- Gracias, ella para mi es lo más hermoso del mundo. – sonrió mientras la miraba. Ese gesto también me hizo sonreír mientras yo la miraba a ella.
- Creo que ya es tarde – sonrió incomoda, mientras abría la puerta del copiloto.
- Te ayudo – Salí del asiento.
- No es necesario, yo puedo sola- intento coger a Valeria.
- Karol no seas terca, deja que te ayude, no es ningún problema para mí – alce a Valeria en mis brazos – además esta princesa no pesa mucho.
- De verdad no era necesario Ruggero .
- Calla, y mejor abre la puerta.
- Bien, ahí voy. – comenzó a abrir la puerta de madera. Era la misma casa donde ella vivía mientras grabamos soy luna. Un recuerdo en su cumpleaños se me vino a la mente. - ¿puedes dejarla en la habitación? por favor.
- Claro, ¿Dónde es?
- Subes la escalera, y la primera a la derecha. – al llegar a la habitación, deposite con mucho cuidado a Valeria en su cama. Y empecé a mirar todo lo que había, literalmente parecía que el cuarto estuviera sacado de una jungla. – Ruggero ¿quieres café o jugo para tomar? – oí los gritos de Karol desde el primer piso.
- Jugo está bien – grite de vuelta. Pasaron los minutos y yo seguía fascinado por la habitación de la nena de 6 años.
- Mira aquí está el jugo – la voz de Karol me asusto, y sin querer al voltear el líquido quedo en mi camisa.
- Mierda perdón, soy una torpe – empezó a limpiar con unos pañitos húmedos – no entiendo porque soy así – su voz me demostraba lo nerviosa que estaba, y eso de alguna manera me hacía sentir bien.
- No te preocupes los accidentes pasan – susurre, acercándome más a ella.
- No hagas eso...- susurro de vuelta, mientras sus ojos verdes se ubicaban en mis labios.
- No lo puedo evitar... - y uní sus labios con los míos, después de seis años de no saborearlos. Es el beso más tierno que he dado en mi vida, ni siquiera los de luna y matteo se comparan con lo especial que era este.
