El sol brillaba sobre las copas de los árboles, haciendo resaltar aún más su verdor. Nubes blancas y esponjosas bordeaban al gigante durmiente del cual solo se veía un trozo de su cima de entre las nubes. El campamento del Clan de las nubes bullía en actividad; gatos iban y venían de patrullar el territorio, los cazadores regresaban llenos de presas, tantas que tenían que hacer varias rondas para poder traerlas al campamento, los vigilantes, los cuales cuidaban al campamento desde las ramas de los pinos y eucaliptos que bordeaban la hondonada, no desplegaban su vista de los alrededores, atentos a cualquier peligro que podría amenazar al clan.
En un extremo de la hondonada se encontraba la maternidad, protegida por las largas y gruesas raíces de un árbol que cayó durante una tormenta, pero no murió. Dentro de la intrincada maraña, dormitaban los cachorros que no eran lo suficientemente grandes como para ser aprendices. Un pequeño gatito marrón se despertó ruidosamente, obteniendo algunas patadas y quejidos por parte de sus compañeros. Se estiró y, medio tropezando-medio caminando, se acercó a dos gatitas que dormían apartadas del resto.
-eh ¡Pequeña Flameante! ¡Pequeña Plateada!...¡Despierten, ya amaneció!- dijo, empujándolas con sus patas delanteras.
- Pequeño Rocoso...muawww, ¿Qué pasa? ¿Por qué me despertaste?- preguntó Pequeña Flameante, con los ojos pesados por el sueño.
-¡Ya amaneció! ¿Qué tal si salimos a dar una vuelta por los alrededores?-continuó alegremente. -madre dijo que cuando se calmaran las tormentas podríamos ir a jugar afuera -con su cola tocó a la gatita gris azulada, que seguía durmiendo panza arriba -¡Pequeña Plateada vamos! Ayer me dijiste que querías jugar afuera, pero no pudimos porque estaba lloviendo.-
La gatita solo soltó un gruñido molesto y le dio la espalda a su hermano. -¡Vamos despierta! Podríamos ir hasta el arbusto de los aprendices y saludar a Zarpa de Ketzal y Zarpa de Guijarros, aunque también podríamos explorar un poco más allá si no nos ven, claro...- ante el comentario de su hermano, Pequeña Plateada abrió un ojo en respuesta.
-¡shhh! pequeño rocoso- señalo Pequeña Plameante con algo de molestia -no le des ideas a Pequeña Plateada, ¡nos vas a meter en problemas!-
-¿Y a que estamos esperando? ¡Andando!- Pequeña Plateada se levantó de un salto y empezó a alejarse a trompicones hasta la salida, solo para ser detenida por Pequeña Flameante.
-¿En qué estás pensando? No podemos salir, madre va a enfadarse si no nos encuentra aquí cuando regrese de comer- dijo ella.
-¡Solo será un momento Pequeña Flameante! Volveremos en un salto de conejo- dijo pequeño rocoso suplicante.
-por favor hermanita...-le secundó Pequeña Plateada -Pequeña flameante rodó los ojos, derrotada, y sacudió su cabeza en señal de aceptación. Los otros dos gatitos saltaban de alegría. Ella tuvo que admitir, también le atraía la idea de salir al exterior y ver el campamento por su cuenta.
Salieron sigilosamente de la maternidad, escondiéndose detrás de unos frondosos arbustos, atentos por si algún vigilante o guerrero los veía. Avanzaron entre las sombras hasta llegar a una zona donde se obtenía una buena vista del lado norte del campamento.
-wooooah- exclamó Pequeño Rocoso- ¡es más grande de lo que imaginaba!- dijo, moviendo sus patitas de emoción.
-madre nunca nos había llevado tan lejos- agregó Pequeña Flameante con cierta preocupación en su voz -tal vez deberíamos...- pero fue interrumpida por el gritó ahogado de Pequeña Plateada.
-¡Miren allá!- señaló con su cabeza a una enorme roca llena de helechos y musgo, la cual tenía un agujero en el centro por donde salió una esbelta gata grisácea, que se sentó con la cola pulcramente enrollada sobre sus patas, y miraba hacia el campamento con orgullo -esa debe ser la guarida de Estrella lluviosa- dijo sin ocultar su asombro. Por precaución, Pequeña Flameante puso su pata sobre la cola de ella, por si se le ocurría salir corriendo.
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Los Gatos Guerreros: El destino de Nube Plateada
Fantasiahace mucho tiempo, en una tierra de altas montañas, realzadas por el frío e imponente volcán durmiente, que parecía llegar hasta el manto plateado en las noches claras, existían tres clanes que convivían juntos; Estos clanes eran el Clan de las Nube...