Capítulo 3: lluvia Matinal

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El sol se había ocultado y la luna brillaba suavemente a través de la neblina. Los gatos que no sufrían de alguna herida importante dormían apretujados en la interperie en los alrededores del antiguo monstruo de los patas largas. Los vigilantes y guerreros se mantenían alertas y atentos a su entorno; su clan no necesitaba otra amenaza luego de su último encuentro con La Sombra del Bosque. En un extremo bajo las entrañas del antiguo monstruo Zarpa plateada y Rocoso dormían apretujados junto a su madre, Pluma Centelleante. La reina había sido herida en su abdomen luego de que la enorme bestia que atacó su clan la aplastara con una de sus poderosas patas, y se removía dolorosamente en sueños. Zarpa Plateada, quien no podía conciliar el sueño, le daba suaves y reconfortantes lametones en su cabeza de vez en cuando. Ocasionalmente veía a Corazón de Avellano dando vueltas alrededor de la improvisada enfermería, lanzando miradas fugaces hacía donde ella, su madre y hermano se encontraban.

Cuando la luna llegó hasta el punto más alto, o eso creyó, Zarpa Plateada se levantó en silencio y salió a hurtadillas para hacer sus necesidades. Regresando hacia las entrañas del monstruo, distinguió no muy lejos de ahí a Manto de Sauce, su mentor, junto a Zarpa de Sombra, su compañero de entrenamiento. Cuando Zarpa Plateada se convirtió en aprendiza, no esperaba compartir entrenamiento con alguien; algunos mentores–en especial los guerreros–pueden tener más de un aprendiz si desean, debido a que no todos están preparados para la responsabilidad de entrenar las futuras generaciones que cuidarán de sus ancianos y crías, así que aquellos que los tienen se les asigna una base de entrenamiento en un lugar del territorio donde no molesten a nadie y del cual puedan llegar rápidamente al campamento principal en caso de una emergencia.

Cuando la aprendiza se acercó por detrás, mentor y aprendiz hablaban en susurros; el pelaje de Manto de Sauce relucía como la plata entre la clara niebla, mientras que Zarpa de Sombra, como su nombre, parecía una versión más pequeña y escurridiza del guerrero. Zarpa de Sombra era fibroso y ágil, tenía un lustroso pelaje negro con la panza y pecho blanco hasta su hocico. Al principio, Debido a que Zarpa de Sombra era unas cuantas lunas mayor que ella, Zarpa Plateada creía que el aprendiz se burlaba de ella todo el tiempo, cuando iban de patrulla o practicaban movimientos, siempre se mantenía tensa cuando el revoloteaba a su alrededor, retorciendo los bigotes de risa, pero poco a poco ha aprendido a tolerarlo y a relajarse de vez en cuando. Manto de Sauce, en la otra pata, era un gato amable y comprensivo, y Zarpa Plateada admiraba su paciencia y sabiduría. Sabía cómo resolver problemas con facilidad, y lograba animar a un gato decaído.
Zarpa Plateada intento acercarse sin ser descubierta, pero la oreja de Zarpa de Sombra giro en su dirección. Por supuesto que la escuchó venir. De los dos, él era el que mejor audición tenía.

—Zarpa Plateada.—le maulló el aprendiz, alertando a Manto de Sauce quien giró su cabeza para verla.

—¿Qué estás haciendo aquí afuera? Está haciendo mucho frío.—dijo Manto de Sauce suavemente. El guerrero le hizo una seña con la cabeza para que se acercara, y Zarpa Plateada lo hizo. Zarpa de Sombra ahogo un respingo cuando vio las heridas de la aprendiza a la luz de la luna, y Manto de Sauce solo le dio una comprensiva mirada.

—solo estaba atendiendo un asunto. No puedo dormir, ¿Puedo acompañarlos un rato?— preguntó la aprendiza esperanzada. Manto de Sauce y Zarpa de Sombra intercambiaron una mirada, y luego asintieron hacia ella. La aprendiza se acomodó en medio de los dos, y se quedaron en silencio observando los frondosos y húmedos árboles que los rodeaban.

Luego de lo que debió haber sido una eternidad, Manto de Sauce habló.

—¿...cómo te sientes Zarpa Plateada?— maulló cuidadosamente.

—....no lo sé...todo está pasando tan rápido que parece un mal sueño.—dijo la aprendiza, sin quitar la vista del bosque. —Solo quiero que todo vuelva a ser como antes, y que cuando despierte sé que Zarpa flameante estará ahí conmigo, enseñándome una nueva técnica para subir a los árboles, o diciendo lo cerebro de ratón que soy por estar molestando a Azorrillado.—maulló, plantando la vista hacia el cielo. —pero ahora....no volveré a verla nunca más. No volveré a escuchar su voz, o sentir su suave pelaje contra el mío durante las tormentas, o escucharla quejarse por mis planes para ir al bosque a escondidas.—

Los Gatos Guerreros: El destino de Nube PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora