Despierto exaltado, acalorado, ahogando un grito, sudando frío como si hubiera estado corriendo una maratón. El interior del árbol es ligeramente hermético.
-¡Dios mío, Theo! -Exclama Axel ante mi repentino despertar.
Mi respiración es agitada e intento calmarla.
Poco a poco recupero mi ritmo normal de respiración, el olor del pantano se me atora en los conductos nasales. Me siento un poco aliviado de que eso que me impresionó solo fue una pesadilla. Solo que, no sé cuál realidad prefiero. De algún modo los traumas se arraigan en mí, traduciéndose en esos sueños tan vívidos y exactos a mi realidad.
Esta vez no era nada del pasado, o tal vez sí. Esta vez pasado y presente formaron una sola pesadilla. Axel estaba allí y el café donde iba todas las mañanas por mi cafeína diaria era el escenario.
Fue extraño, pero no incómodo. Ver a Axel entrar en el sitio que no era muy concurrido, por lo que era el ideal para mí, sonreírme y yo responderle el gesto de la misma forma en una acción que nada forzada. Que pidiera mi café tibio, y el de él quien sabe que era, fue bastante sorpresivo. Siempre pido mi café a esa temperatura, demasiado caliente me irrita y frío siento que pierde sus propiedades revitalizantes. Solo Cristian sabía de eso, Axel...
No obstante, aparte de mirar a Axel en un traje azul marino que le ajustaba perfecto, dándole ese aire de importancia y superioridad, que habláramos como amigos de años como si fuera habitual, poniéndonos al día, fue algo que al momento que lo cuestioné cambió.
Mi sueño se resumió, en un arma que Axel sacó desde la parte interna de su saco junto a una orden: «Mátalos a todos.» y yo ejecutando su petición de forma automática. Uno, dos, tres, cuatro... siete personas, ocho: Axel y nueve: conmigo.
Fue así que salí de una abrumadora pesadilla para entrar en la que causa todos esos sueños, esas dudas, que saca ese lado oscuro de mi persona.
El sueño ha sido tan realista que me sorprende no sentir la bala en la sien al tantear ese mismo lugar donde me disparé.
Aún la noche prevalece, por lo que se me hace oportuno relevar a Axel para que tome un descanso. Desde que me hirieron la pierna toda nuestra supervivencia a recaído sobre él.
-Mi turno -Le toco el hombro. - . Es hora de que descanses.
Axel intenta balbucear una negación mientras me estiro frente a él. Sabe que esa es una señal de que no aceptaré un no por respuesta. Mi Vinculado me entrega el arco junto con el carcaj con las tres últimas flechas, me lo echo al hombro, y en ese momento me entrega la pistola cor, que previamente recarga, solo nos restan doce balas.
Su expresión nula que evidentemente trata de no hacer notar su preocupación e inquietud por mi labor. La última vez maté...
Axel es consciente de que ese ser puro que vio en el avión ya no existe.
Él se queda con la mochila y entra en el refugio.
Antes de sentarme para iniciar la guardia aprecio el cielo estrellado para obtener ese sentimiento de conexión con la humanidad misericordiosa que una vez tuve. El sentimiento es esporádico, se desvanece como si fuera espuma de mar en la orilla.
Busco una posición de tiro y defensa que no esté lejos del sitio donde ahora mi aliado duerme. La hallo luego de un par de pruebas en puntos distintos. Una raíz gruesa que se alza unos centímetros del suelo y que luego se vuelve a hundir en este, allí en ese lugar me siento, atento... solo.
Llevo tanto el arco como las flechas colgados de mis hombros, y solo empuño el arma cor... Creo que prefiero herir y huir que matar. No me basta con creer, con pensar, siempre mis acciones se van en dirección contraria.
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Presas.
ActionHistoria Ganadora del 1er Lugar en los Urano Awards 2019 en la Categoría Misterio/Terror/Paranormal. Historia Ganadora del 2do Lugar en los Premios Gemas Perdidas 2019 en la categoría Aventura/Acción. "Nadie está impune de herir a las personas." The...