Capítulo 3

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Le alegraba de sobremanera el sentir como perdía la lucidez de ir caminando, pues era una forma en la que lograba dejar de pensar que se encontraba en un sitio en el que no quería estar para apresurarse a ir recordando variedad de cosas. Como el día que fue a Casa Bonita, él mismo comiendo golosinas también podía ser una de los que también le agradaba.

También tenía en mente la primera vez que Kenny y él se volvieron grandes amigos pero, la cosa que más le gustaba estar recordando era el día en el que se dio cuenta de que estaba enamorado de Kyle.

Eso a pesar de que había sido tiempo atrás todavía calentaba su pecho y le hacía sonreír de forma tonta como el primer día que sintió aquella sensación pero le hacía sentirse incómodo al final de todo, puesto que no había sido de alguna forma que a él le hubiera gustado. Tal vez lo recordaría con mayor gozo si hubiera sido al verle hablar de lo genial que era Eric o tal vez halagando sus habilidades de liderazgo, incluso diciendo que es un chico guapísimo e irresistible... pero no, la forma de la que él tuvo que enamorarse no pudo ser otra más que esa misma.

Fue en aquella noche estrellada de hace dos años en la cual aún seguían siendo tan buenos amigos, de esos que jamás se abandonarían y que en los momentos de miedo se toman de las manos mientras gritan que no pueden olvidar sus promesas, esas que son eternas. Amigos eternos.

Era una madrugada cálida en la que se habían pasado jugando sinfín de cosas hasta que el agotamiento los llevará al mejor sueño de sus vidas. Realmente había sido un buen día, después de todo era de las veces en las que no había peleas ni siquiera una simple discusión que podría considerarse de lo más normal, haciendo que eso hubiera pasado como un momento mágico, algo que sucede una vez cada mil años. Eric se despertó a altas horas de la noche, culpa de una pesadilla que todavía al día de hoy le hacía sentirse asustado.

Recordaba con exactitud la sensación de encontrarse cansado y alterado puesto que tenía dolor en su cuerpo pero en sus sueños eso era totalmente diferente, aún tenía la sensación tan presente que le dejaban los moretones. Era bastante fuerte ese sentimiento a tal punto que el sueño lo abandonaba al buscar una posición distinta para dormir atacándolo cuando se daba la vuelta, esto lo hacía sentirse estresado puesto que todas las noches eran iguales. Con la impotencia de no poder tener un descanso correcto se levantó de su cama para comenzar a caminar lentamente escaleras abajo, la tranquilidad de la noche dejaba como único sonido sus pies descalzos en la madera al pisarlos para luego dirigirse al sillón de la sala de estar, sentándose enfrente del mismo más no sobre este para luego abrazar sus piernas con fuerza dando como resultado nuevas sensaciones de dolor, punzadas o incluso quejidos que intentaban ser acallados y, en lugar de sentirse triste lo único que podía hacer era estar molesto a tal punto que su ceño fruncido le brincaba culpa de la presión que estaba ejerciendo.

Hasta que en un momento pudo escuchar a alguien bajando lentamente, sintiendo esa mirada contraria viajando de un lado a otro; desde la cocina hasta la sala. A lo que Eric lo único que pudo hacer fue agacharse lo mejor posible para que nadie pudiera verlo pero en su lugar terminó escuchando como se acercaban a donde él se encontraba.

—Hey Cartman...—Habló en voz baja al mismo tiempo que fallaba sus ojos con pereza mientras lentamente se iba sentando a su lado.— ¿Qué haces aquí a esta hora? Es muy tarde.

Él, al sentir como se iba colocando a su lado lo único que pudo hacer era lo que mejor sabía, ponerse agresivo.

—Aléjate judío de mierda métete en tus asuntos, puta.

Se apresuró a alejarse al momento que gritaba en susurros pero al notar que este se lo impedía lo que creyó más conveniente fue lanzar un golpe, pero Kyle inmediatamente lo detuvo con una mano, la cual apretaba con suficiente fuerza el sitio que había logrado atrapar ocasionando que el castaño con toda la velocidad posible se apresurara a alzar su otra mano para hacer que soltara su muñeca pues había comenzado a quejarse bastante alto. Esto lo único que logró fue hacer que desapareciera el adormilado Broflovski para aparecer a un chico atento y preocupado por lo que veía. Así que lentamente soltó a su enemigo para mirarle detenidamente.

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