"Fue una cena maravillosa"; aquellas fueron las palabras de aquél niño risueño, con cabeza anaranjada como una calabaza madura. Chesire le había dejado exhausto con las cosquillas que diariamente le daba antes de dormir, para que lograra consolidar el sueño.
Con un suave beso en la frente de su nieto, la señora Chesire se despidió, somnolienta del arduo trabajo que se presentaba en su central.Dejó al niño dormido en aquella fría y desteñida habitación. Helaba como era de costumbre en la época y relativamente todo el año.
Dejando una reseña mental, la señora salió del cuarto para dirigirse a la sala de estar, sentándose en el sofá de cuero suspiró pesadamente, ahora pensando cómo haría para mandar a Niven a la escuela si apenas conseguía para comer. Su mirada se movió por todo el lugar hasta detenerse en el reloj que yacía atornillado a la pared, marcaban las doce con cinco minutos. Cansada decidió por irse a dormir, tenía que volver a madrugar.Pasaron más de esos días rutinarios en aquella ciudad repleta de metales, incluso meses. Al fin podía completar el dinero que necesitaba para mandar a su nieto a la escuela, estaba feliz por ese logro. Notaba que todos los días al llamarle para cenar, Niven estaba abajo, conversando con la nada "seguro son de esos amigos imaginarios que se inventan los niños", pensó como respuesta a su comportamiento.
Era el día 19 de Agosto del año 1907, Niven de Sallow ahora tenía diez años de edad, asistía a la escuela desde hace dos años, a pesar de haber entrado en la educación a una ligeramente avanzada edad, aprendía al mismo tiempo que sus compañeros menores de edad. Aveces era llamado ejemplo a seguir para los de menor edad o "niño problema", que eran cosas completamente distintas.
Él no se inmutaba en lo absoluto de aquellas etiquetas, como diría su abuela "no importa nada que no sea tu bienestar", cosa que aveces pensaba que estaba mal descrito ya que varías personas que se han cruzado por su vida y cruzarán podrán significar más que su propia vida.
Niven pasaba varías horas pensando sobre su comportamiento, no era malo, pero tampoco era bueno, ¿por qué los adultos nunca preguntan antes de exigir? Típicas preguntas de un niño.
Había conocido a una niña, casi como él, tenían la diferencia de únicamente un año y cursaban juntos, su nombre era Blaire, ella venía de Escocia con su familia, era el único instituto donde le habían admitido. Ella tenía cabellos oscuros azabache, largos y lacios, sus ojos eran azul claro con la tez tan clara que podría ser llamada un vampiro. Ella era la única a la que podía llamar amiga.
— ¿Cómo es allá?. — Preguntó el chico pelirrojo, sentado en la orilla de un banco moviendo sus pies de enfrente hacia atrás. Cuestionaba la ciudad en la que antes vivía la contraria, así que por un momento le había dejado la duda al no especificar, frunciendo sus labios y arrugando la frente.
— Bueno... Era bastante frío, mucho más que aquí, habían muchos lagos que antes visitábamos, también habían animales muy grandes que me daban miedo, sabes era mejor que aquí, pero de la nada nos mudamos. — Dijo entre titubeos, bajando su cabeza al hablar, deslizando sus cabellos oscuros por sus hombros. Sacó su reloj de bolsillo observando las manecillas alocadas, frunció nuevamente el ceño dando algunos golpes en el reloj.
— ¿Sucede algo?. —
— No, nada, simplemente se averió, será mejor que vayamos dentro. — musitó levantándose sacudiendo su vestido oscuro para comenzar a caminar a las grandes puertas que daban al pasillo principal antes del patio trasero. Niven asintió y le siguió.
Los uniformes para los niños era una camisa oscura con varios botones junto a un saco rojo oscuro corto en cada varón en el instituto, con los pantalones oscuros y zapatos de charol. El uniforme para las mujeres consistía en un vestido negro a cuatro dedos sobre la rodilla con un cuello rojo resaltando con también un saco corto del mismo color, de igual forma los zapatos eran de charol y solían llevar más adornos.
Dado el tiempo para el estudio, sonó la campana de salida, todos los estudiantes, de todas las edades comenzaron a bajar por escalones, salir de aulas, saludar, encontrarse con sus amigos, cosas que cualquier niño y adolescente llegaba a hacer en su vida escolar.
Tomando de su bolso marrón de cuero y otras cosas que llevaba, terminó por salir junto con Blaire.
— El cielo está muy oscuro. Seguro lloverá. —Comentó el pelirrojo alzando su cabeza para admirar el nublado lienzo gris. La chica asintió con su cabeza respondiendo con un simple "Sí". Terminaron por despedirse yendo ambos por distinta dirección.
Como había sido a esperarse, la lluvia comenzó a caer sobre el asfalto con pequeñas gotas que poco a poco crecían hasta llegar a ser cantaros.
Las personas que estaban fuera comenzaban a buscar refugio en cualquier fachada o casa. Algunas otras comenzaban a apresurar el paso o levantar sus sombrillas. Niven no llevaba nada consigo más que su bolso que rápidamente usó como sombrilla improvisada, sin lograr salvarse de los fuertes vientos que restregaban agua helada en su rostro, su cabello comenzaba a gotear junto a su ropa que estaban empapadas.
Comenzó a correr en la dirección antes dispuesta tratando de no dejar que entre aire en su boca para evitar resfriarse. La mirada del chico estaba al frente hasta que llegó a su casa, dejando todo al pie de la puerta cerrándola a sus espaldas, soltó un fuerte suspiro. Se quitó el saco dejándolo en el perchero aproximándose a la pequeña chimenea que tenía su abuela desde que tenía consciencia. Con ayuda de un fósforo que sacó de una cajetilla encendió la leña calentando sus manos, quitando ahora su camisa únicamente dejando su blusón blanco de tirantes.— ¡Cabeza de calabaza!. — Sonó además de la leña en combustión.
De inmediato el chico se levantó a saludar como era de costumbre cada noche. Chesire venía sin ninguna gota de agua, cerrando su sombrilla para dejarla al costado del perchero.
Nathan venía dispuesto a abrazarla pero aquella le detuvo poniendo su dedo índice en el pecho del menor.— Ni se te ocurra, vienes empapado, anda, ve y date una ducha o después apestarás. — Dijo entre risas tomando la ropa mojada del muchacho.
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El Relojero | PAUSADA
Fiksi SejarahLa historia de Niven de Sallow comienza en una triste vida con su abuela, que poco después fue hospitalizada. En el siglo XIX y XX, las guerras llegaban, siendo las únicas opciones de aquel desafortunado. Hundiéndose en la aventura de conseguir sobr...