Me pertenece

Capítulo XII El final de la lucha parte 1

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Gracias de antemano por darle una oportunidad al capítulo

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¿Cuántas ocasiones no estuvo en peligro antes?, cientos, más quizá. Dick ahora estaba allí, rodeado de humo y fuego, con el pie de su enemigo en turno sobre su pecho, el material del que estaba echa su armadura era demasiado pesado, pero lucia diferente al habitual.

—Tranquilo chico, sino quieres terminar mal vas a obedecer lo que te digo—La voz era femenina y familiar, metálica y fría pero demasiado familiar—West, ¿Qué fue lo que te dije sobre hacer tonterías?—Dijo ella presionando con más fuerza, no termino de saludarlos en el bosque cuando una bala explosiva se estrello en la moto y como era de esperarse, encendió el fuego en los arboles alrededor, desatando un pequeño incendio.

Wally estaba inmóvil, mirando al suelo, deteniendo todos los insultos que morían antes de llegar a su garganta, la explosión lo había alcanzado, a él le había lastimado el rostro y a Dick la espalda.

—¿Quién...quién eres?—Preguntó Dick aguantando las quemaduras en su piel con gallardía. La voz de esa mujer...la conocía, pero...no podía creer que eso estuviera pasando otra vez, no después de todo lo que sucedió con Jason, se suponía que nadie debían volver a cometer ese error.

—Como si no lo supieras Dick...—Red Mask también se había llevado parte del daño y su nueva armadura apenas le sirvió, pedazos de su capa y su mascara caían, no tuvo más opción que arrancar la mascara y capucha, dejando al descubierto una hermosa cabellera roja y los ojos verdes de Barbara Gordon—Esto era bastante obvio—Contestó ella sin remordimiento.

—...No...No Babs...—Ella no flaqueo su temple, apunto directamente a su rostro con una de sus armas, una ya manchada de sangre.

—Oh Dick, no quisiera ver tu rostro así—Le advirtió con una calma que parecía resignación. Envolviendo los pensamientos de Grayson en una obscuridad total.

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En la alcantarilla, Tim iba a toda velocidad con Bruce a su lado, buscando la compañera de Red Hood, no se tomaron ni media hora para llegar, cortesía de la tecnología de empresas Wayne. Todo era demasiado fácil, tanto, que esperaron lo peor. Patearon puertas y destruyeron cerraduras, entrando a cada cuarto, tratando de localizar a la chica a la que días atrás acusaron de traición.

—¡Scarlet!—La voz profunda y tenebrosa del murciélago se elevo sobre el ambiente húmedo y maloliente. Algo en todo le que le decía Tim tenía sentido, era la pieza que faltaba. ¿Cómo alguien pudo atacar a Nightwing sin uniforme?, ¿Quién podría violar su seguridad sin dejar rastro?, ¿Quién una y otra vez los mandaba a buscar pistas que no llevaban a ningún sitio después de ser encontradas?.

—¡Scarlet!—Gritó Red Robin, buscando en cada pequeño lugar, dejando a un lado el análisis para centrarse en la velocidad y la necesidad.

—¡Aquí! ¡Ayuda!—Auxilio, una voz escondida en un rincón del cuarto. Otro fondo falso. Batman se apresuro a tirar la pared del lugar ya abandonado. Encontrando a la chica que habían ido a buscar.

—¿Estas bien?—Tim corrió a su lado, pero Batman no estaba feliz, nunca lo estaba. La experiencia le gritaba que no era el final, que debía moverse o algo terrible pasaría.

—¿Dónde están?—Red Robin quiso protestar, debían ponerla a salvo, sin embargo, las pocas facciones que se observaban de Bruce dejaban ver su preocupación, casi desesperación por tener respuesta.