Débil.

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Flotan torcidos
los vestigios de guerra.

No habrá anestesia
para la necedad
ni para el decadente
sosiego del día
en el cual el advenimiento
malicioso
despoja con repudio
las pueriles almas.

Nadie escucha ahora
el agónico consternar
bajo el espacio sideral.

Irradiamos estragos
y nos llenamos de espinas
para llorar
y así vender nuestras miserias.

Reímos con honra
ante los desastres
que llenan las entrañas,
reflejamos los amorfos
demonios
que se esconden
en las palabras.

Crecen vástagos torcidos
sobre las lápidas,
estamos en la cúspide
de los techos a punto de derrumbarse
y mientras caemos
sangramos
presagios juveniles,
muertos por tratar de llegar
al inalcanzable vivir.

Flotamos en la existencia,
somos seres inmiscuidos
entre las estrellas.

Nuestras cabezas
son envenenadas
y veneradas
por los arpones de la tristeza,
la infinita
e irremediable tristeza.

YūgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora