Perduran las palabras
entre las idóneas utopías
que nacen
sin siquiera tener un lugar
entre todo este desastre.Ellas habitan
en quienes caen constantemente para ver el cielo desde el suelo,
bajo tierra,
también observando
los propios huesos
y alucinando estrellas
porqqe todas allá afuera
han muerto;
anhelan con esperanza esperando ver algo
entre las ventanas opacas
por las cuales la luz
jamás entra
y de las cuales las flores
no cuelgan.A las afueras de un viejo bar duermen los que
no pueden
librarse de sus pensamientos,
ni de la agonía
ni del constante respirar
que bajo la suciedad
se alimenta de los infiernos
que nadie merece tener.Esperan la legada del sol
para despertar siendo
lo que siempre han sido:
Iguales a las almas ahogadas
en las costas
de las lágrimas sin derramar;
e incluso iguales
a las pinturas
de las que nadie
se atreve a preguntar,
pinturas que observan deramando belleza
al igual que el amanecer
que derrama juventud
por las venas
y mancha sus ropas doradas esperando morir.La muerte ronda
de forma abstracta, constantermente corre huidizamente,
como un viento de verano
o escapa de las garras
del tiempo
durmiendo en los lechos
de los ríos congelados
durante el invierno,
sea lo que sea,
la he visto rondar
con sus brazos lánguidos,
o incluso a veces
con los jóvenes.Su mirada,
que parece constantemente
estar cayendo
de un barranco,
me recuerda a la paranoia
de abrir los ojos
y que ya no hayan
tristes mañanas
y que al mirar mis manos
pueda ver la piel desvaneciéndose
y las venas
siendo devoradas
por el hastío
de la nada; al igual que sempiternos codiciosos,
a veces pretendo ver al tiempo como si no fuera parte de él, como si jamás
nada fuera a terminar,
o quizás como si
ya lo hubiera hecho.No es posible evitar
los anhelos desconocidos
ni concebir los que ya
han sido sepultados
en el polvo efímero
del sucio ser
al que desconsolaron terriblemente.Bajo mis pies se halla el vacío,
en la caja torácica
de los muertos se posan:
mariposas, y aveces,
hasta alguna que otra ave;
y es imposible evitar
el hecho de que no hay
cómo detener
lo que únicamente
puede ser.Me es igual no pertenecer
a ningún lugar,
hace mucho
los pasos que escucho
resonando con eco
dejaron de significar algo,
ya no hay miedo entre
los vastos huesos agrietados.Suelo ver a los fantasmas vacilar en el borde del acantilado,
en el más alto techo,
e incluso
en el mismísimo gentío.
Porque eso es todo lo que son, ¿no es cierto acaso?
Soledad, miedo y ojos vacíos.
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Yūgen
PoesíaDel porqué nunca sostendré aves de estrellas después de las tormentas. Hermosa portada por @isnunchi ♥