El bar se encontraba en la planta baja a unos pocos minutos de la enfermería. Era un pequeño local que antes solía ser...pues un bar. Era una estancia cuadrada y pequeña, con unas cuantas pequeñas mesas circulares tan altas como sus sillas. Al fondo, estaba la barra del cantinero, y detrás había una gigantesca vitrina repleta de botellas. Él consumo de alcohol estaba estrictamente controlado en La Soledad. Cada ciudadano tenía derecho a comprar una pequeña porción mensualmente. Así que, era común que los fines de semana de final del mes la gente viniese al bar a consumir todo a lo que tenían derecho. Siendo la primera semana de diciembre, no había mucha gente en el lugar: el cantinero Barry, Sam y unas diez personas más. Y por cómo estaban actuando todos en el local, supe que había llegado justo a tiempo.
Barry, un hombre robusto y de estatura baja, se encontraba pegado a la vitrina tratando de mantenerse lo más alejado posible de la barra. Sam por su parte, estaba hecha un desastre. Vestía la misma ropa del día anterior, tenía el cabello hecho jirones y grandes ojeras en los ojos. Y se hubiera visto pálida de no ser por cómo se le coloró la cara con la rabieta que estaba sufriendo. Claramente esta ebria. Los demás comensales, se encontraban ya fuera de sus asientos presenciando la escena con una mezcla de asombro y miedo.
- Señorita Lemuel...tengo que advertirle que si sigue con esto llamaré a seguridad – le advirtió Barry nervioso.
- Llama a quien quieras cantinero si vergüenzas –lo retó apenas manteniéndose de pie- ¿Qué clase de servicio es este? ¡Quiero otro trago!
- Si sigue así de agresiva, tendré que hacerme cargo –trató de fingir dureza.
- ¿Tú? –lo miró con desdén-. ¿Hacerte cargo? No has matado a ningún zombi en tu vida, Barry, a ni uno. ¿Sabes a cuantos he matado yo...?
Me acerqué a ella, pude ver un par de botellas rotas en el suelo.
- No, en serio... ¿sabes cuantos? Ya lo olvidé... ¡Logan! Amigo mío, ¿tú sabes cuantos zombis he matado? ¿Tú me entiendes cierto? Vamos, invítame un trago...
- ¿Qué pasó? –pregunté.
- Este idiota no quiere venderme.
- Señorita Lemuel, usted ya agotó toda su ración, y la de sus amigos...y me debe dinero.
- ¿Qué? –pregunté sorprendido.
El hombre se encogió de hombros.
- Me dijo que tenía su permiso –admitió Barry- Traía su credencial consigo.
Me apresuré a revisar mi pobre cartera y en efecto, mi credencial había desaparecido.
- Sam, tenemos que irnos – le pedí y la tomé del brazo.
- No, no...quiero más –me pidió ladeándose.
- Te daré más, en casa tenemos más.
- ¿Hay más ahí? –preguntó confundida-. ¡Aja! Es tu reserva secreta, ¿no? Sabía que ocultabas algo...Logan, maldito...adiós Barry, si tienes tele...ahí te vez...o algo así era.
La chica pasó su brazo derecho por encima de mi hombro y le ayudé a caminar, pues estaba tan borracha que apenas podía mantenerse de pie. Mientras caminábamos por el pasillo, Jafet llegó corriendo junto con Rawvanna. Este se acercó a ayudarme mientras que ella hizo una mueca y se mantuvo alejada.
- ¿Qué pasó?
- Se acabó el suministro de todos –le dije.
- Ay, Sam...-lamentó Jafet- Ya lo habíamos hablado, prometiste que lo dejarías...
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Pandemia Parte II
Science FictionHan pasado seis meses desde que la Comunidad del Mono dejó Newbury Place decepcionados. Entre zombis, desastres naturales, catástrofes nucleares, sobrevivientes locos y todo tipo de amenazas, los chicos continúan la búsqueda por sus padres mientras...