Habían pasado solo tres días desde que conocí a Dylan y mi cerebro parecía estar a punto de explotar. Suena extraño y un poco cliché, pero no lo decía de la misma forma en la que la protagonista de un libro dice que su vida ha cambiado porque conoció al amor de su vida, Dylan no es el amor de mi vida, solo enredo mi cerebro un poco, eso es todo. Las ideas no dejaban de arremolinarse en mi mente peleando unas contra otras. Por un lado, el chico de ojos color miel ponía en palabras mis más oscuros y secretos pensamientos sin temor alguno a ser regañado, solo había visto a Ki decir lo que sea que estuviera en su cabeza sin pensar en las consecuencias de sus actos e incluso él se contenía cuando estaba sobrio y había adultos cerca, al menos adultos que conocieran a su madre, pero Dylan no parecía tener un filtro para sus palabras como el resto de chicos que yo conocía, él pedía y respetaba mi opinión al tiempo que decía la suya sin querer persuadirme para que me ponga de su lado, ese era un detalle muy lindo de su parte, un detalle que nadie jamás había tenido conmigo.
Y por otro lado estaban las palabras que había escuchado en la iglesia, ya me sabía de memoria cada una de las palabras que el sacerdote y sus ayudantes habían recitado para convencerme de lo irrespetuoso que había sido mi comportamiento. Yo ya sabía que no podía contradecir a mi padrastro ni a ningún adulto en realidad, me habían criado con esa idea desde que era muy pequeño y sinceramente me había quedado claro que debía hacer para no ir a parar al infierno. Cuando era niño escuchaba que los demás niños temían ser devorados por monstruos que habitaban bajo su cama o en sus closets cuando las luces se apagaban mientras yo temía quedarme dormido. Lo se parece ser un temor muy tonto peor tiene su explicación. Temía dejar de respirar sin ninguna razón y morir para ir a parar al infierno, los niños con los que hablaba no se preocupaban acerca de esas cosas porque ellos decían que los niños no iban a parar a ese horrible lugar, pero ellos no se ponían a pensar que los niños también cometíamos pecados que podrían llevarnos por un mal camino, por ejemplo, yo podía ir al infierno por qué me había rehusado a usar el traje que mi madre había comprado para que usara en la iglesia. Honraras padre y madre, al no usar el traje los estaba deshonrando. O la vez que tomé una galleta de la tienda de abarrotes porque tenía hambre y creí que mi madre lo había notado y pagado por ella pero que sorpresa se llevó cuando me encontró con migas en la boca en la parte trasera del auto. No robaras, definitivamente había robado en esa ocasion.
Siempre le he temido al infierno y todas las cosas que implicaba vivir condenado a ese lugar por toda la eternidad, si iba al infierno no volvería a ver mi familia que estaría rebosando alegría en el cielo, viviría la eternidad entre lamentos y penas, cargaría con mis pecados para siempre, estaría rodeado por personas ruines y yo mismo sería una persona ruin, esa clase de pensamientos me mantenían despierto en las noche desde hace mucho tiempo sin poder hacer nada más que mirar al techo en busca de alguna respuesta, a veces intentaba hablar con Dios para que él aclarara mis dudas pero él nunca me respondía. No soy un idiota sé que literalmente no puede responderme y si algún día escuchara una respuesta definitivamente seria porque he perdido mi cordura y yo mismo me encerraría en un sanatorio. Aun sabiendo que jamás me respondería, se sentía bien decir en voz alta mis pensamientos y dudas.
¿Por qué mi padre no me dejo terminar ese video?
¿Está bien que no me considere alguien machista?
¿Dylan es un buen chico o solo un hereje como me dijo el sacerdote?
¿La Srta. Prescott se sentirá decepcionada al escuchar que no pude terminar de ver el video que me dijo que viera?
¿Las mujeres pueden ser iguales que los hombres?
¿Está mal decir que alguien lleva los pantalones en la casa y suponer que ese alguien es un hombre?
¿Las mujeres no se visten solo para complacer a los hombres?
¿Si no hacen todo solo para complacernos? ¿Qué es lo que hacen y para qué?
¿Los hombres usan maquillaje?
¿Quién tiene la razón Dylan o los adultos?
Esa última pregunta tenía una respuesta fácil, los adultos siempre tienen la razón, ellos cuentan con más experiencia, son más sabios porque terminaron la escuela, tienen la certeza de todo porque cargan con más problemas que los adolescentes como yo y los adultos ya se han enamorado y experimentado sentimientos que yo solo he leído en libros y visto en algunas películas. La respuesta era tan obvia pero aun así existía una pequeña voz en mi cabeza que me decía que no debía desechar todas las cosas que Dylan me había dicho y que no debía alejarme de él como el sacerdote y mi padrastro me habían recomendado. Solo fue una recomendación, Dylan dijo que no debía hacer caso a las recomendaciones de los demás si no quería, es mi elección. Pero como sabría elegir qué es lo correcto, solo soy un chico los chicos como yo no saben lo que hacen por eso debemos hacer caso a los adultos. Dylan diría que eso es una estupidez.
—Cállate vocecita, estás haciendo que me confunda aún más.
Mi cabeza dolía despues de toda aquella batalla mental que era imperceptible para cualquier persona que me observara, pero me había dejado totalmente exhausto por alguna razón. No sabía que el pensar resultara tan cansado, pero supongo que lo es cuando no has dormido bien. Los pequeños pensamientos rebeldes seguían nadando por mi subconsciente incluso cuando eran las tres de la mañana y mi hora de dormir había pasado hace más de cuatro horas.
Mientras intentaba conciliar el sueño mi estómago gruño. No voy a poder dormir si tengo hambre, mejor como algo y despues me voy a dormir. Quite las sabanas que me cubrían, baje de la cama con sumo cuidado intentando no hacer ningún ruido que alertara a mis padres y abrí la puerta con el mismo cuidado, aunque la maldita puerta chirrió como si me encontrara en una película de terror en la que el fantasma está intentando asustar a los protagonistas. Me dispuse a bajar por las escaleras caminado de puntillas y sólo cuando me encontré en el piso de la cocina camine con libertad sabiendo que nadie me escucharía, abrí el refrigerador y saque todos los ingredientes que necesitaba para hacerme un sándwich, ya finalizado mi delicioso sándwich guarde todas las cosas en su lugar y limpie cualquier rastro de migas que pude haber dejado para que mis padres no notaran que había estado ahí a altas horas de la noche y camine fuera de la cocina.
No sé qué es lo que me detuvo en mi camino hacia las escaleras, tal vez era la sensación de dejavu que sentía al comer algo en la madrugada escondiéndome de mis padres solo que algo faltaba, algo vitalmente importante que siempre había estado ahí pero ahora no estaba y me hacía sentir vacío o tal vez eran los extraños bordes que enmarcaban un hermoso cuadro en la pared del corredor en el que me encontraba. No importa cual haya sido la razón el caso es que me pare en seco con el sándwich en mis manos y una pequeña sonrisa surcando mis labios.
—Tú lo sabes todo no es cierto —Pregunte en un susurro a la fotografía que parecía mirarme directamente a los ojos —Sabes todas las respuestas y sabes que debería hacer para calmar mi alborotada mente, pero no puedes decírmelas todo sería demasiado fácil si me dijeras que se supone que debo hacer y a quien se supone que debo escuchar.
Suspire con una pequeña sonrisa surcando mis labios "La vida está llena de obstáculos y preguntas sin respuesta Tom" Diría mi madre si me encontrara en el medio de la casa hablando con un cuadro. En realidad, diría algo menos sensible como "Ve a dormir, mañana tienes escuela" o "Estas alucinando querido ¿Por qué hablas con las paredes?" Al recordar a mi madre y su extraña obsesión por el cumplimiento de las reglas ortográficas note que había algo mal en lo que había dicho.
—Tú lo sabias todo —Corregí de inmediato en un susurro más bajo, pensar en mi madre me recordó también que debía volver a mi habitación —Los muertos no pueden responder mis preguntas, tal vez por eso están muertos por qué sabían demasiado y podían saltarse todos los obstáculos que les ponía la vida y a vida los castigo por no jugar con sus reglas. Quien sabe tal vez todas las respuestas nos son dadas justo antes de morir, tal vez vivimos siendo ignorantes toda la vida y todas las preguntas que nos hicimos en esa vida son contestadas justo antes de morir, tal vez toda esa sabiduría es lo que todos llaman cielo.
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He is Broken (Dylmas)
FanfictionThomas cree que las mujeres que usan maquillaje y faldas cortas son prostitutas, el suicidio es una salida fácil para los cobardes, las personas que quieren ser músicos solo pierden su tiempo, las enfermedades mentales son solo una buena excusa para...