Dos

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Al fin, las clases comenzaron y entré al salón que correspondía.

La profesora hablaba sobre algoritmos y radicales. Yo, como buena estudiante que soy, tomaba mis notas con premura.

De manera imprevista, el sonido de la puerta abriendose me sobresalta, y ahí estabas tú.

La profesora, muy enfadada ella, te regañaba por llegar tarde. Tú solo asentías sin decir palabra.

Te sentaste a dos lugares de mi mesa.

Nuestros ojos nuevamente se volvieron a cruzar.

Pero ninguno fue capaz de decir nada.

Lo que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora