Al fin, las clases comenzaron y entré al salón que correspondía.
La profesora hablaba sobre algoritmos y radicales. Yo, como buena estudiante que soy, tomaba mis notas con premura.
De manera imprevista, el sonido de la puerta abriendose me sobresalta, y ahí estabas tú.
La profesora, muy enfadada ella, te regañaba por llegar tarde. Tú solo asentías sin decir palabra.
Te sentaste a dos lugares de mi mesa.
Nuestros ojos nuevamente se volvieron a cruzar.
Pero ninguno fue capaz de decir nada.
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Lo que nunca te dije.
Short StoryAquello que callamos por el miedo al rechazo o por timidez, podría cambiarnos la vida y hacernos cumplir nuestras metas. No calles lo que sientes. No temas expresar tus sentimientos. No dudes en decirle a esa persona especial lo mucho que te import...