Ocho

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Adam, Adam, Adam.

Repito tu nombre en mi mente como si de un mantra se tratara.

Lo oí por casualidad cuando una una chica de pelo teñido y labios rojos te llamaba con voz chillona.

Cuando oí tu nombre en boca de ella supe de inmediato que eras tú.

No sé como, fue como un sexto sentido.

Adam, Adam, Adam.

Quisiera ser esa chica de antes.

Para que me abrazaras y me miraras de la manera que lo hiciste con ella.

Pero no puedo acercarme a ti sin que mis nervios me traicionen.

¿Qué me has hecho, Adam?

Lo que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora