Epílogo

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Doce años después...

El olor a café y a pasteles acabados de hornear inunda el pequeño local. La gente, apurada en el constante ir y venir de la vida, no se detienen un segundo a pensar y a contemplar el mundo porque no tienen tiempo.

Desde que me gradué y empecé a trabajar en esta ciudad, lejos de mi lugar natal, siempre vengo a este lugar a tomar un buen café caliente y comer algún que otro panecillo antes de ir al trabajo. Es mi momento de pensar y relajarme  en el día.

Toda esa gente desconocida, esos rostros nuevos que pasan cada día por la ventana me hacen recordarla...

Sí, hoy se cumplen doce años sin ver a Janet.

Luego del accidente supe que había cambiado de instituto y hasta de dirección. Nunca más supe de ella. Su amiga nunca quiso hablarme de ella y más tarde en la universidad no volví a saber de ninguna de las personas del instituto.

Ojalá le hubiera dicho a tiempo todo lo que sentía por ella. A lo mejor tal vez hoy el presente fuera diferente.

Hubiéramos contruido un futuro juntos.

Pero ahora estoy sólo con los recuerdos de lo que pudo ser.

Miro la taza de café frío, sin ganas de beberlo, y la dona a medio comer que están sobre la mesa, ensimismado en mis pensamientos, cuando el sonido de mi teléfono celular me saca de mi ensoñamiento.

Es mi principal socio en la empresa y mi mejor amigo, que me llamaba  para la reunión que tendremos a las 8:00 am y que no me olvide de ello. Esa junta es muy importante, de ella depende una inversión muy importante que podría elevar nuestro mercado en un buen porcentaje.

Miro el reloj, que marca las 7:45 am. Mierda, no me dí cuenta de la hora que era.

Apurado, le dejo un billete de diez dólares a la camarera que me mira estupefacta, para acto seguido salir corriendo hacia el auto, el cual está parqueado a dos cuadras de allí.

Como un bólido, avanzo por la acera sin fijarme en lo que tengo adelante, hasta que choco con alguien y amnos caemos al suelo mientras un quejido femenino se escucha entre un reguero de papeles esparcidos por la calle.

Apenado, ayudo a la mujer a recoger y organizar sus papeles y libros que llevaba en la mano, hasta que musita un leve "gracias" y alza los ojos hacia mí.

Y mi mundo se desmorona a mis pies.

Esa voz. Esos ojos grises y expresivos. Esas facciones delicadas y piel pálida. Ese pelo negro como el carbón, antes lleno de ondas, ahora liso y sedoso.

Es ella.

— J-Janet...

Me mira, sorprendida y asustada.

— A-Adam...

Nuestros ojos se encuentran, y como en un deja vú que tardó doce años en realizarse, después de ese momento ninguno fue capaz de decir absolutamente nada...





Fin



Muchísimas gracias por darle una oportunidad a esta historia y llegar hasta aquí. Esta es mi primera historia en Wattpad y en cierto modo me ha servido como terapia para desestresarme y desconectarme de los problemas de la vida diaria. He disfrutado mucho escribiéndola y espero que hayas disfrutado leyéndola.

Dejo este final inconcluso para que imaginen que pudo haber pasado después, así que todo depende de su imaginación, aunque tal vez ( y sólo tal vez) puede que suba un especial más adelante.

Y lo más importante: que el miedo o la inseguridad no te hagan esconder lo que sientes, porque cuando decidas demostrarle a esa persona lo que sientes, a lo mejor ya no está contigo.

Besitos rosas,

Pink🌹

Lo que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora