"Completamente mojada"
Hace mucho tiempo que no llovía cómo esta noche, el problema radica en que iba a tener que cambiar mi tradicional ruta por la carretera, ya que se tornaba muy peligrosa y no quería terminar estrellándome contra otro automóvil, ni menos caer por algún barranco,
tuve que irme por una concurrida avenida de la ciudad (aunque esta noche, y quizá por la misma lluvia, estaba casi desierta)
Continúe mi camino, iba lento por temor a lo que antes les conté, cuando de improviso, en uno de los paraderos, y todo mojado, veo un fornido hombre, alto, de cabello corto y oscuro, sus facciones no las pude notar, además sin nada de ropa para arriba, solo vestía un jeans de color azul medio desteñido y zapatillas.
Confieso que a primera vista me dio un poco de miedo, pero la verdad no podía dejarlo ahí sin saber que le había ocurrido.
Me detuve frente al paradero, bajé el vidrio, y me acerqué un tanto a la ventana.- Hola- le dije.
¿Estás bien?Él, un tanto confuso me quedó mirando, vaciló un instante y luego se acercó, me miró, y respondió;
-Hola- No, me acaban de robar todo, y no tengo como irme a mi casa.
Para ese instante el miedo se me había pasado, así que decidí ofrecerme para llevarlo a su hogar. Y la verdad, no fue tanto porque yo fuera una buena persona, creo que esa decisión la tomé mas porqué el tipo me pareció completamente guapo, es más, fuera un poco más intrépida, me lo terminaba follando en el mismo automóvil.
Pero vamos, que nunca fui así, aunque las ganas no me faltaban.Él aceptó, subió al auto, se acercó y al besarme la mejilla, me dijo:
"Soy David".
Lo miré un tanto sorprendida, pero igualmente le respondí:
"Jacqueline"
Pero puedes decirme; "Jackie".
Él sonrió y respondió;
Ya que estamos en plan amigos, puedes decirme "Dave".
Ambos sonreímos, le pregunté la dirección y para mí sorpresa, vivía en el mismo barrio donde vivo desde hace un par de años.
La química se hizo notar de inmediato, no parábamos de reír, la conversación de lo más fluida, hasta parece que nos hubiésemos conocido de años. Fue tanta la entretención, que yo casi olvidaba que iba manejando, hasta que en un momento, lo olvidé por completo, me dio la luz roja y tuve que frenar de improviso, iba a tal velocidad que al momento de frenar el automóvil empezó a girar, y terminamos embistiendo contra un paradero, no fue nada grave, yo me golpeé bastante fuerte la mano, y quedé un poco lesionada, en cambio él, no sufrió rasguño alguno.
Nos bajamos, para suerte mía no había nadie en aquel paradero, y el automóvil no quedó tan estropeado, solo un par de rasguños.
Pero a mí me dolía lo suficiente la mano cómo para no poder seguir conduciendo.
Él se acercó, me tomó ambas manos, e inmediatamente nos quedamos mirando a los ojos, la lluvia había amainado, solo caía una que otra gota, pero aunque lloviera, eso ya no me importaba, solo podía verlo a sus hermosos ojos, casi impulsivamente comenzamos a besarnos, yo podía sentir su piel, el dolor se me había olvidado, estaba tan pegada a él, que casi de inmediato comencé a sentir una exquisita dureza que daba justo en mi entrepierna.
Me llevó contra un anuncio del paradero, me apoyó ahí, no parábamos de besarnos, cada vez era mayor la calentura que invadía mi ya, húmeda vagina, mi piel se erizaba, mi pezones completamente duros.
Nos seguíamos besando, Dave metió su mano por debajo de mi ropa, y comenzó a amasar mis ardientes senos, era cada vez mayor la calentura, comenzaba a necesitar desesperadamente que me metiera toda su verga.
Mientras nos besábamos y él me tocaba tan exquisitamente, yo llevé mis manos hacia su pantalón, le saqué el cinturón, le desabroché el pantalón, bajé la cremallera, y metí mi mano derecha para poder tocarle ese duro pito que podía sentir.
Para mí sorpresa, tenía una verga enorme, larga y gruesa, jamás me había tocado una así, ahora era más grande mi deseo de tenerla toda dentro de mí.
Seguíamos besándonos, yo completamente mojada, jadeando, con mis pezones completamente erectos, y esa ardiente sensación en la vagina, esa que te da cuando quieres ya, ser penetrada brutalmente.
Yo lo masturbaba con total desenfreno, empecé a desabrochar mi jean, el me comía la boca, me tenía casi desnuda, a ratos comenzaba a lamer mis libidinosas tetas. Cómo me calentaba que lo hiciera, en un momento no aguanté más, lo saqué de encima mío, lo apoyé contra el bendito paradero, y cuando iba a sacar su enorme verga para tragármela toda, caímos en cuenta que frente a nosotros había hace varios minutos un automóvil detenido, vidrio abajo, y el muy tarado del conductor, mirando la escena y corriéndose la paja.
Nos miramos a los ojos, y nos fuimos de inmediato al automóvil.
Dave dijo que él conduciría.
-Nos vamos a mi departamento- Le dije.
Yo te indico el camino.Continuará...
Autor: David Véliz Laroze.
Libro: "Perversiones" (Próximo lanzamiento)
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