LXXXIII

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(2)

Jimin continuó murmurando, Jungkook ya se había acostumbrado bastante, así que se concentraba en la música que se escuchaba por el único audífono en su oreja, ignorando las miradas extrañas que Seokjin comenzó a dedicarle al otro por el espejo.

No podía esperar menos, luego de más de una hora y media de viaje y que el chico continúe haciendo lo mismo.

A su lado, Jungkook notó a Jimin cabecear de sueño, con los ojos pequeños por el mismo.

— ¿Quieres dormir? — le preguntó el castaño.

Jimin negó.

— Falta bastante para regresar a Seúl— habló Seokjin, metiendose en la conversación—. Tienes como una hora para descansar.

Jimin volvió a negar.

Si de-jo de ha-blar... Per-deré— se explicó el pelinegro con torpeza, hablaba en tono cansado, como si le hubiera agitado haber dicho unas cuantas palabras juntas.

— ¿Perder? — preguntó el mayor, mirando confundido al chico por el espejo.

M-mí voz— Jimin parecía preocupado—. No ten-go que de-jar de ha-blar.

Seokjin no sabía qué decirle, así que miró a Jungkook esperando que a él se le ocurriera algo.

El castaño acarició su cabeza con cariño.

— Bebé— lo llamó, Jimin se volteó hacia él, dejando que su novio acariciara su mejilla—. Si quieres dormir, duerme. Verás que tu voz va a seguir allí.

Jimin negó con ganas.

— Si no está, la buscaremos de nuevo, ¿Bien? — habló Jungkook con suavidad, de sólo pensar en eso Jimin se ruborizó completamente, escondió su rostro entre sus manitos, avergonzado de los recuerdos.

Jungkook no pudo evitar reir por el gesto del chico.

— Ya, tranquilo— le habló el castaño de nuevo, acomodó la cabeza de Jimin sobre su hombro, dejando un beso en su coronilla—. Si quieres dormir, no te preocupes.

Jungkook tomó la mano de Jimin, entrelazando sus dedos, dejando caricias con su pulgar sobre el dorso de la pequeña y adorable manito de su novio.

Seokjin los miró con ternura, y no pasaron diez minutos que Jimin ya respiraba con tranquilidad, sumido en el mundo los sueños, apoyado cómodamente en el hombro de Jungkook .

Varios kilómetros después, el mayor preguntó:

— ¿Cómo es eso de que encontrarán su voz de nuevo?

Jungkook alzó la vista de su celular y miró con cierto pánico a los ojos que lo escrutaban.

— Secreto profesional, lo siento.

MUTE  - Kookmin - 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora