BLUE LEMONADE || SEULRENE

~19~

—L-Lo siento, ¿te lastime?ㅡpregunta con un leve gesto de preocupación tratando de pararse de mi

ㅡNo descuida, no lo hiciste, quedate así como estasㅡdigo atrayendola nuevamente a mi cuerpo

La tomo del rostro y la beso con delicadeza, ella pone sus manos sobre mi abdomen justo debajo de mi playera, siento como ella va subiendola de a poco y le ayudo a sacarme la playera, sin previo aviso, ella se deshace de su blusa y short quedando solamente en lencería. Me dedica una sonrisa pícara y sube a horcadas sobre mi.

Nos fundimos en un pasional beso, la tomo por la espalda y le doy la vuelta hasta quedar yo sobre ella, beso su cuello y su cuerpo reacciona ante ello. No es necesario explicar todo lo que pasó esa noche puesto que la luna fue testigo de los hechos.

Abrí los ojos lentamente deseando que todo lo ocurrido anoche haya sido real, y en efecto, a mi lado se encontraba la mujer más hermosa del universo, me apego a su pequeño cuerpo para abrazarla, ella al sentir mi tacto sobre su piel comienza a despertar

ㅡMmm ... ¿Seulgi-ah? ㅡdice en un inaudible susurro

ㅡbuenos días Baechu ㅡme acerco un poco más a su oído para después morder el lóbulo de su oreja

ㅡ¿Porque la mordida? Esa no es una buena manera de despertar a alguien ㅡcomenta divertida

ㅡLo siento, esa es mi manera de demostrar mi cariño ㅏrespondo para depositar un beso en sus labios

ㅡdeberías considerar cambiar tu manera de demostrar cariño, no creo que a le gente le guste que la muerdas ㅡme responde entre risas

ㅡEs porque no a todos le demuestro mi cariño, solo a quien amo y esa eres tú ㅡtoma ahora ella de mi rostro subiendo a mi cuerpo para una vez más unir nuestros labios.

ㅡDebemos regresar a casa Baechu, pero podremos regresar cuando tu quieras ㅡbajo a Irene de mi cuerpo para comenzar a vestirme

ㅡLo sé, fue un agradable fin de semana, ¿podremos venir el siguiente fin de semana?ㅡhaciendo un tierno puchero me pregunta

ㅡSi no tenemos mucho trabajos escolares ten por seguro que regresaremosㅡrespondo poniéndome una playera blanca simple.

Irene se vistió mucho más rápido que yo por lo que en cuestión de minutos estaba ya organizando todo en el auto. El regreso a casa fue silencioso pero cómodo a la vez, Irene se había quedado dormida a mitad de camino por lo que solo quedaba yo junto con la radio y el perfecto paisaje que se formaba cuando apenas el sol se disponía a salir.