Natanael
Fue una gran sorpresa para mi reencontrarme con mi gran amigo de la infancia.
Mariano y yo fuimos amigos inseparables hasta los 18 años. Hasta el momento que me fui a vivir a otro país, para estudiar contables y administración de empresas. Mi sueño siempre fue irme a estudiar fuera, donde vivían mis primos y residir allí hasta haber culminado mis estudios y así lo realicé, gracias a la ayuda económica que mis padres me brindaron en los años de mis estudios.
Pensaba que mi amigo se había recibido de médico; esperaba encontrarlo con un guardapolvo blanco, siendo amable con sus pacientes, como él quería, pero no fue así. Encontré a Mariano totalmente cambiado. Era una persona más seria y prepotente; nada comparado con aquel chiquillo simpático el que solía jugar. Ahora, era diferente; lo noté cuando al llegar a su casa le habia gritado a esa chica. Cuando observé su cuerpo vi sus moretones cubiertos por un maquillaje barato; estaba golpeada hasta el rostro. No creo que el causante de esos golpes sea Mariano. Seguramente seria la mucama, por eso la trataba asi. Aunque fuera quien fuera, él no tenía porqué tratar mal a su gente pero yo no podía opinar al respecto, es su vida.
Solo sé que aquellos ojos color miel me impactaron tanto que algo se movió dentro de mi. Esa chica que ya no era tan joven se veía triste; era una mujer sumamente delgada. Su cabello color negro oscuro junto a su piel tan pálida. Una mujer completamente hermosa.
Me habia dado tanta curiosidad que tendría que volver cueste lo que cueste. Aunque sea invitarla a algún lugar o simplemente tomar un café. Por eso habia dejado "sin querer" la campera de cuero con la que habia llegado a su casa.
Volviendo al presente en la cena con Mariano...
—¿cómo te ha tratado la vida, Nat? —preguntó Mariano mientras bebía de su copa de vino.
—no mejor que a ti, eso esta claro —reimos.
—no me puedo quejar —dejó aquella copa en la mesa y observó hacia la puerta de entrada, —solo tengo una queja, mi esposa e hijos.
Cuando terminó de decir aquellas palabras lo mire incrédulo.
¿En serio tenia hijos? ¿Por qué se arrepentiria de ello? ¿Por qué no me los presentó o se escucharon sus voces cuando estuvimos en la casa?—¿Por qué dices eso Mariano? ¿Sabes que hay muchos hombres que ni siquiera pueden tenerlos? Creo que es una bendición que los tengas y no creo que tu mujer haya hecho el trabajo sola —sugerí. Lo de hombres que no pueden tener hijos lo dije por experiencia propia.
En mi ultima relación tratamos de ser padres y no pudimos. Hicimos varios estudios y pronto se develó que el problema era mío: era estéril. Una tarde, cuando llegué temprano a casa lo estaba intentando con otro hombre. Nos separamos.
—Marcia y Marcus, así se llaman. Realmente nunca los senti como mios ¿sabes? Y Caroline ella... ella es linda. Pero ya no me interesa. —respondió ahora mirando para todos lados.
Cuando estaba por preguntar sobre aquella muchacha que trabajaba para él en su casa, una chica joven se le acercó y lo beso. Ella no era su mujer.
Saludando a ambos me fui hacia la empresa, que quedaba por suerte a dos cuadras, en la cual habia dejado mi coche. Un debate interno se interpuso en mi mente ¿volver a mi casa o ir a aquella casa con la oji miel?
¡Pero diablos! Queria volver a verla nuevamente, invitarla a cenar o algo y tal vez la señora de Mariano ya esté en casa y ella pueda salir tranquila. De todas maneras Mariano hoy no volveria ¿perderia algo? No.
¿Una rotunda negación? Puedo arreglarlo, soy un negociador exitoso. O quizas me encontraria con la mujer de Mariano y podria preguntarle a ella sobre aquella chica...
Sin pensarlo dos veces salí directo hacia aquella casa.
Cuando llegué a la puerta no pude evitar sonreir al escuchar risas de niños, distinto a como hace unas horas, cuando estaba todo en silencio.
Golpeé la puerta y allí me atendio ella. Le sonrei y bajó la mirada al suelo. Odiaba eso. ¿Por qué te escondes, linda?—hola, no queria interrumpir pero se me olvidó la campera —dije observándola.
Ella se movió para que entrara. Cuando estuve alli sentí el aroma a pollo horneado.
Tomé la campera y vi como se ponia nerviosa, me estaba encantando saber que la ponia de esa manera pero esos moretones ya no me hacian gracia, me estaba volviendo loco. ¿Quién se atrevería a siquiera tocarla? ¿Por qué eestán delgada y con ropa tan grande?
Decidi a hablar. —disculpa ¿cuál es tu nombre?
Mi pregunta fue silenciada cuando dos niños, una niña y un niño entraron. Los reconoci al instante: Marcia y Marcus. ¿Cómo podia decir Mariano que no eran sus hijos? Cuando son como impresiones de él, calcomanías, más el niño.
Los chicos abrazaron a la muchacha por detrás, como si tuvieran miedo. ¿Daba miedo?—¡hola! apuesto a que ustedes son Marcus y Marcia ¿cierto? —pregunté bajando hacia la estatura del pequeño.
El niño me vió y asintió con una pequeña sonrisa. Se veía que eran niños increíbles y todavía siquiera había interactuado con ellos.
La niña me observó y jalo el pantalón gris y grande e3 aquella chica.
—mamá, ¿quién es este señor? —preguntó Marcia y me puse de pie rápidamente.
No puede ser.
Mi expresión habrá sido mala debido a que los niños se colocaron, rápidamente, detrás de ella; usándola como escudo.
Esta chica era la mujer de Mariano.
Ahora mismo, éella está engañando con otra que ni siquiera le llega a los tobillos. Esta hermosa oji miel.¿Y los golpes? todavia no me lo explico. No creo que sea él quien la golpea. Observé el miedo en los tres y sonreí tratando de no demostrar lo impactado que estaba.
—Mi nombre es Natanael. Pueden decirme Nat —sonreí y ambos niños salieron de la espalda de su madre, —soy amigo de su padre.
Cuando los niños escucharon lo último se escondieron detrás de su madre. Allí me di cuenta que quizás los golpes si eran causa de Mariano.
No se porque dije lo siguiente pero salió desde el fondo de mi alma.
—tranquilos niños. Yo no les haría daño alguno. Soy del bando de los buenos.
Una sonrisa sincera se asomaron en sus bellos rostros y sentí un hormigueo en mi estómago. Sus sonrisas me habia hecho sentir tanto placer...
La oji miel extendió su mano hacia mí, en forma de saludo. —Mi nombre es Caroline.
Extendí mi mano. Cuando ambas se unieron sentí una electricidad recorrer por desde la palma hasta llegar a mi hombro y sé que ella también lo sintió porque me observó, miró las manos unidas y rápidamente las separó.
—Mamá ¿va a quedarse el señor a comer con nosotros? —preguntó el niño.
¡Wou!
¿Y esa sensación tan plena?
¿Por qué deseo tanto y anhelo su pronta respuesta?Caroline.
Su nombre se siente exquisito.
—s-solo si gusta —respondió ella y sonrei abiertamente.
—claro que si. Gracias, me encantaría.
Los niños pronto se alejaron de su madre y Marcus se colocó a mi lado, estudiandome con la mirada. Luego, la pregunta de Marcia me dejó sin contestación alguna.
¡Niña listilla!
—Si usted está aqui. ¿Dónde está Mariano? ¿No iban a estar juntos?
¡Mierda! ¿Y ahora que les digo?
Me meti en graves GRAVES problemas.
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Nat entrando en acción
abrazos gigantes.
Harry.
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Mi Hermosa Salvación
Romance▪︎¿Qué podría decirse de la familia Stell? A simple vista, eran la perfecta familia "tipo": 2 niños hermosos, una esposa ama de casa y un marido que sale todos los días a trabajar para que a su familia no le falte nada. ▪︎¿Quiénes son en realid...