Cap 5

1.3K 85 5
                                    

Mariano

Paz, al fin paz.

Ese perfume que me vuelve loco está al lado mio, apoyada sobre mi cuerpo. Dilma está hermosa, como siempre. Su cuerpo es exquisito, su piel tan suave, sus muslos firmes y aroma tan dulce. Su cabello arreglado cae como su fuera cascada en el rio. Sus uñas pintadas de rosa; sus manos son tan aterciopeladas. Toda ella es perfecta, me encanta la vista ante mis ojos.

A ella le daba todos los gustos que quisiera, mi sumisa que no se queja y le encanta que le haga el amor o tenga solo sexo salvaje.

El departamento que estoy pagando para ella es lindo; le dió su personalidad y me encanta. Luego de elegirlo compramos algunos electrodomésticos, ropa y demás cosas que siempre demanda, mi reina.

En cambio con Caroline... el trato con ella era diferente. Cuando quedó embarazada de sus hijos todo cambió; sentí como tendría que vivir un martirio cada día de mi vida hasta que muriera. Es un infierno saber que 2 chiquillos demandan ropa, calzado y cosas que necesitan para ir al colegio.

Ella es hermosa. Sé que si alguien la ve quedaría encantado, como yo lo hice en el momento que la conocí. Hubo varios tipos en la facultad que querían con ella pero pude seducirla y cayó a mis pies. Siempre tan dulce, compañera, simpática y agradable; con su cuerpo curvilíneo, excepto ahora que está baja en peso, su piel suave, cabello negro y labios carnosos; pero quien se la llevará tendría que ser con sus hijos, yo no me los quedaría. ¡Claro que no!

Pero ¿quién se la llevaría estando con dos apestosos a cuestas? Tampoco puedo renunciar a las comodidades que me brinda. Cuando llego a la casa hay silencio porque ella sabe que los niños deben estar en sus habitaciones. La comida siempre está lista y el agua para bañarme junto a la ropa perfectamente limpia y planchada.

Me gusta saber que puedo llegar cuando quiera y hacerla mía cuando yo quisiera. Amo mi libertad. La golpeo, claro que si, pero para que sepa y no olvide que es de mi propiedad. Quizás si la dejase trabajar se iría y me solucionaría muchas cosas pero ella no podía ser alguien mejor que yo. No la dejaría, nunca.

En cambio a los niños nunca los sentí míos. Siempre los mantuve, pero nada más.

Abracé a Dilma por detrás de su diminuta cintura. Mañana comienza el fin de semana y no volvería nuevamente a mi casa. Dilma me había pedido que me quedará con ella y eso haría. No me vendría nada mal.

Tendría que avisarle luego a Caroline.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Caroline

Me desperté mucho mejor de lo que esperaba, a pesar de haber dormido en un sillón. Prefería eso antes que compartir una cama con mi esposo. Ayer, antes de dormirme, Mariano llamó para comentar que no vendría hasta el domingo al anochecer.

Tenía dos días de libertad absoluta con los niños.

Salí de aquella habitación viendo como estos seguían durmiendo. Caminé hasta la cocina tomando un cucharón junto a una olla. Volvi a su cuarto, con pasos cautelosos, y encendí la luz.q

—¡Arriba! ¡arriba niños, arriba! —grité estirando la "a" saltando y golpeando los utensilios creando un gran disturbio.

Sus risas inundaron la estancia, logrando ponerme más feliz de lo que estaba. ¿Por qué no podían ser así, todos los días? ¿Por qué en vez de escuchar sus risas siempre los veía con una carita triste?

—mamá ¿papá no está? —preguntó Marcus y negué.

—Marc, ¿creerías que si papá estuviera aquí mamá hubiese dormido junto a nosotros o haber entrado creando todo ese ruido? —soltó Marcia y mi pecho duele.

Mi Hermosa SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora