Noviembre

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—Otra—le pido al cantinero, quien me sonríe amistosamente y vuelve a llenar mi copa con whisky

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—Otra—le pido al cantinero, quien me sonríe amistosamente y vuelve a llenar mi copa con whisky.

Después de que Hayley había decidido en "tomarse un tiempo" de nuestra relación, aquello era evidente de que se ha transformado en ruptura. Ambos éramos incapaces de escribirnos y de hablarnos. Simplemente no sabíamos del uno para otro. Miro mi copa y sonrío amargamente, llevaba conmigo un vacío doloroso en mi corazón.

Las cosas se habían salido de nuestras manos y al final quedé como un idiota celoso que no supo explicarle bien las cosas a Hayley y ella terminó siendo la afectada por el trabajo provocando finalizar nuestra relación. Me pregunto, ¿Calvin se estaría aprovechando de aquello?

Esas eran sus intenciones desde el principio, hacer que ambos termináramos para conquistarla, pero sé que Hayley sería incapaz de caer en sus manos o al menos eso pienso. Por la manera que ella me hablaba de él, jamás se ilusionó, ni se esmeraba en alagarlo, simplemente decía que era un buen compañero de trabajo. Vuelvo a sonreír amargamente y le doy un sorbo a mi bebida.

Llevaba aquí un buen rato, no me sentía extremadamente ebrio, pero lo estoy y eso es lo que importa. Ha pasado medio mes después de nuestra última discusión y aun siento como si fuera ayer y el dolor en mi pecho, la tristeza en mi corazón no ha desaparecido y aquello me está matando. Demonios, ¿por qué es tan doloroso? Cierro los ojos con fuerza y los abro para llevar la copa a mi boca nuevamente.

Con cada sorbo deseaba borrar los recuerdos y vivir el presente, superar el pasado y seguir con mi vida. Pero es imposible, no puedo... simplemente no puedo dejar de pensar en ella, en su mirada, en sus tiernos ojos, en su...

Entonces siento unas manos recorrer mi espalda, me estremezco y me doy cuenta de que se trata de una mujer verdaderamente atractiva. Su cuerpo era muy curvilíneo, su piel es bronceada, muy bronceada y su pelo es tan negro como la oscuridad de la maldad. Sus labios son tan carnoso cubiertos de un tinte rojo vivo listos para besar. Lleva un vestido muy ajustado, lo que la hace ver más atractiva. Ella me sonríe y se sienta a mi lado.

—He estado mirándote por un largo tiempo y rayos, alguien te ha hecho mucho daño, cariño—dice suavemente mientras lleva su mano hacia la mía y me acaricia suavemente con su pulgar.

—Si, ella terminó conmigo. —digo mirándola con una sonrisa—Me llamo Trevor, un gusto.

—Mi nombre es Kim. Y vaya, esa mujer debe de ser muy tonta por terminar con alguien tan guapo como tú —dice ahora posando su mano en mi espalda, haciendo que me estremeciera otra vez.

—No lo sé, es todo relativo porque ella es mucho más que yo. Ya sabes, es de esas mujeres que pueden conseguir grandes hombres con tan solo mirarlos—digo sonriendo.

—Creo que tú eres muy guapo y que mereces a alguien quien realmente te valore—me susurra, luego sube su mano a mi cuello y lo acaricia, dejo escapar un suspiro y le sonrío. Pero de un momento a otro alguien se interpone entre nosotros dos haciendo que Kim se separe drásticamente de mí.

De repente llegaste a mí © EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora