Tocando el cielo II

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Apenas me mantenía despierta, cerré los ojos después de todo ese ajetreo, todo ese placer que nos regalamos mutuamente, ese placer que conocí a su lado, ese deseo que iba a satisfacer siempre que la tuviera conmigo, desperté cuando un rayo de sol llego a donde me encontraba, abrí los ojos, sentía a Bárbara pegada a mi espalda, todo el calor que su cuerpo desprendía, note su mano apoyada en mi cadera, su respirar acariciando mi nuca, se sentía bien, me podría acostumbrar tenerla como la tenia ahora, o simplemente ya lo había echo.

Pero la realidad me golpeo, mire por la ventana había claridad pero no podía saber que hora era exactamente, levante la sabana para mirar mi muñeca, no sentía el reloj -¿Donde estará? - miró por encima sin moverse mucho, miró en la mesilla, tampoco estaba -¿Donde me lo he quitado? -sintió que Bárbara la empujaba mas contra ella, como si no quisiera que se fuera nunca de su lado, se quedo un segundo quieta disfrutando su calor su olor, puso su mano encima de la ella, no sabía si estaba despierta y no dijo palabra ninguna.

-Hola mi amor.
-Hola Bárbarita, no quería despertarte-se gira para tenerla de frente.
-No, tranquila - le da un beso en la nariz.
-¿Que hora será? no encuentro mi reloj, no se donde me lo he quitado.

-No se, por la claridad debe ser todavía pronto- se gira y mira el reloj de la mesilla - son apenas las seis.
-¿Enserio? no se si se me ha pasado el tiempo muy despacio o muy rápido.

-Si es cierto, ha pasado como muy lento, pero a la vez muy rápido, que curioso, tenemos por lo menos unas horas más - la mira coquetamente.
-No se que decirte Bárbarita... - se sonroja.

-No hace falta que digas nada, tu mirada lo dice todo - le hace cosquillas.
-¡No para, por favor!- se mueve huyendo de ella.
-Que cobarde mi amor.
-No soy cobarde, mi cuerpo reacciona así...-se sientan en la cama.

-Sabes que te amo- la retoca el cabello.
-Y yo Bárbarita- se dan un tierno beso.
El estómago de Mercedes ruge.
- ...Tengo hambre ... - se sonroja

-Yo de otras cosas... bueno vamos a tomar algo por que se nos va a juntar la merienda con la cena y mi pequeña tiene hambre - se levantan de la cama -aunque si hemos comido otras cosas- mira el cuerpo de Mercedes y se humedece los labios.

-¡Bárbara! - le tira una almohada.
-Es cierto, me vas a venir ahora con vergüenzas- la devuelve la almohada.
-Que tonta que eres- la sonríe, se tapa con la sábana y mira hacia abajo - Bárbara ... me dejas algo para taparme...
-¿Umm? Si así estás bien mi amor.
- ¿Y tú? vas andar desnuda por la casa - Se ríe.
-A mí no me importa- se dirige al la puerta - pero bueno mejor te dejo algo, por que si vas a estar así no salgo de entre tus brazos - Mercedes se sonroja.

-Toma te dejo uno de mis albornoces- Se lo da - yo me pongo este mismo.
-Gracias Bárbarita - se lo pone encima de la sabana.

-¿Amor te vas a llevar mi sabana también o como? -Se ríe y se pone el suyo.
-¡Cállate!- le sonríe - me da un poco de vergüenza- se quita la sabana - Tú no tienes vergüenza, con lo hermosa que eres es normal.

-¿Como?

-¡Ay Bárbara no te hagas! - la mira de arriba abajo - ya sabes a lo que me refiero, estás deliciosa y yo...

-Mercedes tu a mi me encantas- se acerca a ella- quiero que seas la misma de hace un rato, que no se preocupa por su cuerpo, eres y serás la mujer más bella del mundo, con o sin ropa - la acaricia el rostro- que no se te olvide, todo lo que tenga que ver contigo me encanta, y con lo que me hagas a mí claro- sonríe y le da un beso en los labios - ¿bueno?

Contra viento y mareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora