Un amor sin escape II

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Hola chiquill@s, siento la demora, han pasado muchísimas cosas como podréis saber, hay muchos que me preguntáis cómo va la cosa en España y está jodido, llevamos un mes de cuarentena, apenas empezó yo me pille una gripe muy fuerte que resultó que no era un gripe cualquiera... era el Covid-19, que decirles que no salgan de sus cosas, que no es un broma, tengo a familiares mayores, amigos y conocidos y lo están y han pasado muy mal, no es una gripe normal y queda para largo, yo lo cuento hoy, soy joven tengo apenas 24 años pero pueden pillarla cualquiera y los más riesgosos son nuestros mayores #quedarosencasa, la mejor manera de ayudar es quedándose en casa, ahora que estoy bien que tengo muchísimo tiempo que menos que aportar un poquito, y hazlo más ameno, actualizará cada viernes 🤞🏻

En anteriores capítulos; Mercedes y Bárbara despiertan después de una larga noche de besos caricias, de hacerse el amor cada segundo que pueden, decirse lo mucho que se aman, cuando pueden salir de la cama se dan un rico baño y se disponen a buscar algo de comer.

A unos metros de la casa de Bárbara

-Qué sol que hace ¿verdad?- se pone las gafas de sol se dirigen a la casa de Bárbara-
-Si, esta precioso el día, es como si la vida supiera lo feliz que soy en este momento, me he despertado como si fuera otra persona, me siento tan plena - dice con una sonrisa de oreja a oreja.
-Ahh, ¿si?- ríen -Y eso por que, ¿se puede saber?
-No es un secreto, tú has sido testigo- se ríen.
-Yo tambíen me siento así- mira hacía los lados, por la hora está más despejado, las familias vuelven a sus cosas para almorzar- la toma del brazo- Me alegro que te gustara todo, lo deseaba mucho- pasan un grupo cerca de ellas.
-Me encantas tu Mercedes- dice casi sin pronunciar palabra alguna, moviendo los labios para que solo ella la lea.
-¡Buenos días, señoritas!
-¡Buenos días!- exclaman las dos.
-¿Como esta señora Directora?- pregunta una de sus alumnas.
-Muy bien señorita- se suelta del brazo de Bárbara- ¿Como estan ustedes?- mira a la familia de esta.
-Muy bien, vamos a la casa almorzar, ¿Y ustedes donde van?- las miraban con intriga.
-Fui a desayunar a la hostelería y se me paso la hora conversando- disimula mirando el reloj.
-La vine acompañar a la señorita Román y así damos un paseo- se miran.
-Hay que aprovechar estos días, en breve el frío estará acá- contesta el padre de familia y miran el cielo.
-¡Claro!- murmuran las dos.
-Bueno espero que tengan una buena tarde.
-Gracias, igualmente, hasta el lunes señorita.
-Hasta el lunes Directora... Bárbara.
-Adiós-se saludan y se van ambos por caminos distinto.

Siguen caminando en silencio, pero no pueden evitar no mirarse de vez en cuando, Bárbara corta el silencio en cuando están llegando a su casa.
-¿Que vas a querer desayunar Mercedes?- no puede evitar mirar sus labios que aún lucen brillantes de tanto beso que le ha dado.
-Por la hora supongo que sera mas almuerzo Bárbarita- se ríe- lo que tu quieres, yo ahora mismo me como todo lo que me pongas.
-Yo estoy igual- toma las llaves de su bolso- yo quiero si o si una taza de café, es lo primero que voy a poner a calentar- llegan a la puerta.
-¿Crees que llego Nicanor ya?-mira donde está varios coches aparcados, buscan el de Nicanor.
-No..- vuelve a mirar de nuevo- parece que no-abre la puerta.
-¿Oye Mercedes?- la deja pasar cierra la puerta y entran en la sala.
-¿Sí?.
-Tengo curiosidad en que momento supiste de que Nicanor no iba estar- se dirige a su pieza, se quita los tacones, deja el bolso en un lado de la cómoda- bueno que importa, ¿que hacemos de comer rico?- toma otra ropa para cambiarse-
-No tengo idea- junta las manos y mira la sala.
-Ven entra- la grita para que vaya - me estoy poniendo mas comoda y no estar con la misma ropa de ayer.
-¡Si!- se dirige a la pieza- lo que tu quieras esta bien Bárbarita- entra y la ve como queda en ropa interior «No puedo creer la noche que he tenido con ella y aún sigo queriendo acariciarla» se relame los labios, su cuerpo vuelve a despertar, se le eriza la piel.
-Podíamos hacer charquicán- se pone un vestido más holgado- tengo la verduras ya cortadas, ya está casi hecho falta calentarlo- la mira como se muerde el labio- bueno entonces hagamos eso- se pone zapatillas de andar por casa-¿Te dejo unas?
-...
-¿Mercedes?.
-Si... perdón, no te escuche.
-¿Te dejo unas?- señala las suyas- para estar más cómoda en lo que estamos en la casa.
-Dale- se ruboriza y mira el suelo.
-¿Te ocurre algo pequeña?- se acerca y le pasa unas-Te siento un poco ausente.
-No, nada que ver- toma las zapatillas se quita los que lleva puestos y se lo pone- Bueno vayamos hacer el almuerzo, se nos juntara con la hora del té- se incorpora y siente como Bárbara está pegada a ella, apenas a varios centímetros de ella, la mira curiosa y sonríe sin darse cuenta, mira su hombro que queda al descubierto, mira de nuevo sus ojos cafés, se ve a través de ellos, acaricia su brazo.
-¡Tengo mucha hambre!- mira como su mano busca la suya, se acerca más eliminando el espacio que aún queda entre ellas, ve como cierra los ojos hace lo mismo, le toma la mano y se acerca a sus labios, lo posa contra los suyos, se coloca mejor y vuelven a darse otro beso pero un poquito más húmedo.

Contra viento y mareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora