El infierno tiene un nombre.

Primer día.

El puto despertador sonó a las siete de la mañana.

Me vestí con mi camiseta negra con la cara de Marilyn Manson que dejaba ver el ombligo, unos tejanos altos, oscuros, unas nike air-max negras y mi chaqueta de cuero ajustada, recogí mi pelo negro en una coleta, busqué mi mochila y salí de la habitación. Me asomé al cuarto de mi madre para ver si estaba despierta, pero no. Mi madre estaba durmiendo en una posición algo extraña y su melena rubia caía por un lado de la cama, no pude evitar soltar una risita y cerré su puerta, bajé hasta el portal, saludé al conserge y salí a la calle.

-Joder, aún no me acostumbro a lo grande que es Nueva York - Dije bajito, si, hablo sola y lo hago muchísimo, creo que la gente me mira raro cuando lo hago pero me da igual.

Empezé a caminar entre la gente, que mas que gente parecían zombis recién salidos de The Walking Dead, a estas horas y seguí rumbo hacia mi nuevo instituto, me senté en un parque que había cerca y me encendí un piti, que bien sientan de buena mañana. En ese momento, por delante mío pasó un chico que me llamó mucho la tención. Era rubio y ni muy alto ni muy bajo, llevaba puesta una chaqueta de cuero y unos pantalones negros ajustados, junto con unas botas, también de cuero. Se paró muy cerca de mi y se me quedó mirando fijamente ¿Qué cojones le pasaba? ¿Por qué me miraba así, como si me fuera a matar? ''Por Satanás todopoderoso, espero que no me asesine, quiero ir a un concierto de MM antes de morir.'' Pensé.

-¿Qué diablos miras, rubito, acaso quieres un cigarrillo? - Le dije gritando, aunque él estaba a escasos metros de mi.

El muy gilipollas y descarado, no dejó de mirarme, se acercó a mí, cogió un cigarro y se fué en otra dirección, sin decir gracias ni nada.

-Que gente mas rara hay en esta ciudad- Me dije, de nuevo, para mi misma, miré la hora y ví que ya eran las ochco menos cuarto, no quería llegar tarde, al menos al primer día de instituto, los demás ya me daba igual, era slo para dar una buena inpresión.

Sonó el timbre y entré por la gran puerta hacia lo que en esos momentos, yo pensaba que era el infierno, que equivocada estaba. Entré y lo primero que ví fué al típico grupito de pijas-tontas-asquerosas que no faltaba en ningún instituto de los estados unidos, que me miraron como si fuera de otro puto planeta, en ese momento me callé y me aguanté las ganas, por que un hombre gordo y mayor, con bigote se me acercó, acompañado de una mujer alta y muy, muy delgada, rubia y con gafas y me dijeron:

-Buenos días, ¿usted debe de ser la señorita Mason, cierto? - Me dijo el hombre gordo con un tono amable - Yo soy el director Graham y esta es tu tutora y coordinadora de estudios la señorita Jagger.

-Buenos días.- Dije con un tono cortante, como ya dije antes, no se me daban bien las personas humanas.

-Venga por aquí, la llevaré a su clase - Me dijo la mujer delgada, la señorita Jagger.

Le hice caso y la segí por los pasillos, eso parecía un puto laberinto, ''¿Y si un día me perdía y no podía salir nunca mas? Encontrarían mi cadáver siglos despues''  Lo sé, lo sé, he visto demasiadas películas, mi madre me lo suele decir.

Llegué a un aula y la señorita Jagger me hizo entrar, entré y una mujer joven de pelo castaño me saludó y se presentó. No me quedé con el nombre porque estaba muy centrada observando el aula y toda la gente que estaba dentro de ella. Pijos, Jugadores de futbol, animadoras buenorras pero sin cerebro y pijas haciendose la manicura y los empollones, en primera fila. Supongo que la profesora me estaba presentando, ya que todos me saludaron, a lo que yo respondí con una media sonrisa. Entonces me fijé, al final del aula, en una silla apoyada a la pared, estaba sentado el tio que me había cogido el piti que le ofrecí sarcásticamente y se fué sin decir nada. Vaya capullo, encima lo tendría que soportar en clase, genial. Rodé los ojos, casi poniéndolos en blanco al ver que me miraba y me guiñaba un ojo y me senté en tercera fila.

Presentía que ese día sería muuuuuuuuuuuuuuuuy largo.