Renacer: El caso de Helena Black.

Capítulo 7

Severus Snape era un hombre solitario, estaba acostumbrado a esa soledad, se hizo a la idea de nunca formar una familia, nunca tener una vida normal. El fantasma de su primer amor era una obsesión, por supuesto que entendía que no debía aferrarse a algo que no fue, inconscientemente utilizaba esto como excusa, sentía que no merecía ser feliz luego de todo lo que hizo como mortífago. Tuvo sus encuentros íntimos con algunas personas, desahogos de una noche, por una noche se olvidaba de todo y fingía ser otra persona, su amigo Lucius siempre trataba de encontrarle pareja, lo nombró padrino de su hijo, un niño con una mente brillante pero con poco sentido común a la hora de hacer amigos, terminaba siendo pedante, decía lo primero que cruzaba por su cabeza ya fuese que creyera o no en lo que decía.

Cuando Narcisa pidió que llevara a Draco a casa de su sobrina para tener tiempo a solas con su esposo, Snape sospechó una doble intención, como buen espía sabía de los secretos hijos de Bellatrix, Narcisa era como su hermana y Lucius era su amigo, le contaron la novedad en cuánto se enteraron. Incluso Dumbledore recurrió a él para averiguar sobre ella, claro que relató lo justo y necesario, el director podría ser también su amigo, un excéntrico amigo en realidad, pero no iba a faltar a la confianza que los Malfoy depositaron en él.
Se impactó por la mansión, primero llegaron por flu a la sala dónde unos niños lo esperaban, fueron recibidos además por la famosa Helena Noir. No pudo dejar de analizar el parecido con su madre, también llamó su atención otra figura, un muchacho rubio de ojos verdes.

Los anfitriones saludaron y se presentaron, luego los niños se fueron hacia la biblioteca dónde su tío les enseñaba alemán. Según tenía entendido, el joven era poliglota, enseñaba a sus sobrinos francés, español, alemán, búlgaro y noruego en distintos días aprovechando que los niños no tenían mucho que hacer, y al parecer estudiaba por su cuenta otros idiomas más, según su amiga su sobrino quería ser ciudadano del mundo, razón por la que los padres de su ahijado se interesaron más aún en que su hijo fuera no sólo a socializar, incluso el pulgoso y el lobo los ayudaban a estudiar lo básico en magia, porque sí, él sabía que sus "acosadores" vivían ahí.

Snape los siguió acompañado por los hijos de Bellatrix, casi se fue para atrás al ver la biblioteca, no sólo era grande si no que la atmósfera era atrayente, invitaba a quedarse y tomar cualquier libro para leer, acostumbrado a la fría biblioteca de Hogwarts, esto era un cambio. Saludó al 2º hermano Noir, pues la 1ª era Helena y el 3º Majic, a quién recordaba del boticario.
Orphen era un veinteañero misterioso, sus ojos indicaban peligro aunque indicara cordialidad al saludarlo con la mano.
Algo que Snape no sabía era que Orphen conocía el interés de su hermanito por él, fue amenazado por sus hermanos y su tía para no interferir, pero un hermano celoso no baja la guardia fácilmente.

Helena llevó a Snape de regreso a la sala de estar pero dándole un breve recorrido del lugar antes, un mini oso que confundió antes con un perro la perseguía dónde fuera, "extraño animal" pensó Snape. Con el trascurso de las visitas los hermanos fueron ganando su simpatía, con quién más conversaba era con el rubio Majic, un muchacho inteligente y vivaz, Snape por primera vez se sentía inquieto, el muchacho era muy bonito, alegre, a veces se quedaba embobado viéndolo mover sus rosados labios, esos ojos verdes trébol brillaban al verlo, algunas veces lograba sentir su aroma e imaginaba como se vería tendido en su cama, era el perfecto uke según él, pero claro eso era imposible, tenían más de 10 años de diferencia y era el sobrino de su mejor amiga, su hermana, seguramente sus hermanos tampoco estarían de acuerdo, sin olvidar al pulgoso de Black que daría el grito en el cielo del disgusto, algo que le encantaría, pero no, Majic merecía alguien mejor.

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Octubre, las gemelas Meissa Sofía y Adhara Lucia Black llegaron al mundo, 2 bellezas que se parecían a sus padres, serian como gotas de agua salvo por su heterocromía, nacieron con ojos de diferente color, Meissa tenía la mitad superior del iris gris payne y la inferior color uva, y Adhara al revés, la parte superior color uva y la inferior gris payne, los colores tenían un tono que se complementaban como si se fundieran. Su cabello al crecer les indicó que sería negro con mechones color café.