The Forest [Completa✔]

8

La noche era demasiado fría.  Tal vez en 3 o 4 horas amaneceria.

La chimenea ardiente y el calor del cuerpo masculino, hacían sentir a Elizabeth tranquila.

Jason le dio la espalda a la joven. Ello no lo dudo y lo abrazó por detrás.

Estaba tan agradecida con aquel hombre. De verdad era ardiente ese tipo.

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A la mañana siguiente el leñador había abandonado la cama dejando sola a Elizabeth en ella.

No sabía si era cariño o si era producto de estar casi 4 días encerrada en ella mismo lugar que Jason. Pero le atraía.

Quito las colchas y fue en busca del hombre.

Estaba en el comedor desayunando. Él estaba ahí sin camisa o remera, con ella torso desnudo y un pantalón negro.

Elizabeth quería coquetearle.  Tenía la camisa que él le presto la noche anterior, dejado solo unas bragas y todo su cabello desordenado de forma sexy.

Llego hasta donde se encontraba el hombre.

-Buenos días.- la joven se sentó a horcajadas de él, con cada pierna rodeando las caderas del hombre.

Jason tensó cada uno de sus músculos.  Hacia mucho que no estaba con una mujer.

Sus manos estaban cerradas en un puño sobre la mesa.

-Gracias por cuidarme anoche- Elizabeth arrastraba sus palabras en sus carnosos labios. Masajeando también los hombros y pectorales de Jason.

Le encantaba ese hombre. Tan grande y tan protector.

-Solo eres una niña Elizabeth- agarró las manos de la joven que paseaban sobre su torso desnudo y las alejó de su cuerpo.

Por primera vez ella había sentido el rechazo. Estaba confundia.

-Lo siento yo... - la chica se paró y mantenía una postura cabizbaja- ... lo entiendo.

Dicho eso salió del comedor. Se dispuso a darse una ducha y mirar un poco de televisión.

Las horas parecían eternas.

Jason se había ido a buscar leña o quizás otra cosa. No sabía bien.

Estaba sola en aquella cabaña húmeda.

Había confirmado en carne propia lo que su madre le dijo.

Ningún hombre te querrá si eres gorda, no eres atractiva siendo así.

La angustia la invadía. Nadie la quería. Y nunca lo harían.

Es como si fuera una molestia para la mayoría.

Es como si se merecía estar sola toda su vida.