Engranajes [Starker]

4. Familia

Un sonidos profundo, cansado, pero placentero sale de sus labios; aunque no siente uno de sus brazos puede disfrutar del calor a su lado, porque ese maldito mocoso cree que es un gran oso de peluche, y le está aplastando el brazo, eso si es que el brazo sigue ahí porque ciertamente no tiene fuerzas para abrir los ojos. Puede sentir el sedoso cabello hacerle cosquillas contra su barbilla y mandíbula, aquellas manos de dedos largos paseándose con mimo sobre la piel de su abdomen bajo la camiseta, y por supuesto aquellos dulces labios que le proporcionan pequeños besos perezosos sobre su pecho, terminando en chasquidos que no sonaban tan mal a sus oídos, de echo le gustaba, pues podía imaginar su rostro al hacerlo, esa imagen era lo que lo estaba perturbando un poco en esos momentos.

Nota como el cuerpo junto a él se va moviendo lentamente para subirse sobre él, sin dejar de besarle, ahora por el cuello y la mandíbula, arrancándole otro suspiro. Aquello era de lo mejor, ese cuerpo suave y cálido, los mimos, su aroma, saber que es Peter...; no podía seguir así por más que le gustase, pues empezaba a tener serios problemas en sus zonas inferiores, y ya no era solo el hecho de que fuera una simple erección matutina, no, esto iba a doler y mucho. Hace un gran esfuerzo por abrir los ojos, mientras lo intenta con todas sus fuerzas, posa una mano en la cintura del chico, el cual extrañado detiene sus besos mirando al rostro del mayor, que al fin le mira entreabriendo los ojos.

-Maldita sea niño, no puedo mover el brazo izquierdo-su voz suena rasposa por el sueño.

-Usted se dejó abrazar anoche-esa tierna carita hizo un puchero, maldito crío y su lindo rostro.

-Si, pero no para que me dejaras alguna extremidad muerta, venga bájate-palmeó su costado dando un largo bostezo.

-Solo un poco más, estaba en medio de algo...-la voz de Peter se vuelve algo caprichosa, pero a la vez melosa.

-No estabas en medio de nada, ve a preparar el desayuno, tenemos trabajo-

Peter resopló algo fastidiado por eso, claramente quería seguir sobre Tony, era su lugar cómodo y no le apetecía para nada salir de allí, el problema no era madrugar, era un chico capaz de ello y no se quejaba del trabajo, el problema en cuestión es que él quería seguir besando a ese hermoso hombre gruñón y adormilado.

-Esta bien- Peter se baja de la cama y sale del dormitorio descalzo.

Este chico iba a matarlo, sino era su brazo, acabaría con su cordura o al menos la poca que le quedaba, ya que nadie en su sano juicio dejaría que un chaval que has recogido de la calle hace poco se meta a tu cama contigo en mitad de la noche, claro sin olvidar del feroz beso de buenas noches. No, no podía estar cuerdo si hacía cosas como esa; y pensar que por poco le dejaba seguir por el camino que iba, estaba cómodo, pero ahora simplemente tenía un dolor de huevos increíble del que no le daba tiempo a deshacerse con un buen trabajo manual y menos con el chico allí, quien sabe en que habría acabado todo aquello.

Trató de pensar en algo más para poder relajarse, se dirigió al baño y abrió el grifo del lavabo empapándose la cara en grandes cantidades de agua fría, también empapando su cuello con la mano; cerró el grifo suspirando y se miro al espejo pasándose las manos por su barba, la cual está un poco desaliñada, quizás más tarde podría recortarla como solía hacer.

Se empezó a preguntar, ¿Cómo le gustaría más a Peter?, ¿Con o sin barba?, ¿Le lastimaría el roce sobre su suave piel al besarlo?, que el supiera el muchacho no se había quejado. Gruñó al darse cuenta de a donde se dirigían sus pensamientos de nuevo. El olor a café llegó a sus fosas nasales a través de la puerta abierta del baño, así que se dirigió al salón ya viendo una graciosa cara en su plato, dos huevos haciendo de ojos y unas tiras de bacon una sonrisa, resopló con una pequeña risa y vio al chico de espaldas sirviendo un café para él y un zumo de naranja para sí mismo, cuando el castaño se acercó dejando la taza y el vaso sobre la mesa se quedó mirando su rostro joven expectante, miró el plato y de nuevo a él riendo ligeramente mientras negaba con la cabeza.