POV Poché
No tenía muy claro la hora que era ni cuánto tiempo llevaba bailando en la pista, simplemente me había dejado llevar por la estruendosa música que entraba en mi cuerpo como una energía potente.
Movía lentamente mis caderas de acuerdo con el ritmo de la canción. Esta era una de mis favoritas. Con ojos entrecerrados, seguí mirando a aquella chica que había logrado obtener mi atención durante toda la noche; había salido a bailar precisamente para no tenerla en mente, aunque había conseguido todo lo contrario: Mientras los segundos pasaban, mis ganas de hablarle e invitarla a bailar se hacían más grandes.
Sabía que tenía que tomar la iniciativa para acercarme a aquella mujer pero necesitaba un pequeño empujoncito para que toda mi pena se disipara, así que decidí dirigirme rápidamente a la barra por un shot. Al tomarlo, sentí en mi garganta aquel familiar cosquilleo. Mientras el alcohol pasaba por mis venas, sentí como toda mi adrenalina subía repentinamente y como mi decisión parecía cobrar más sentido.
Rápidamente la vi a lo lejos sonriendo y moviéndose un poco, sintiendo la música. Se veía tan perfecta, no terminaba de entender cómo era posible que hubiera tanta perfección en un solo cuerpo. A paso lento me acerqué a donde estaba mientras pensaba que era lo que iba a decirle tan pronto llegara, ya que no estaba muy segura de como acercarme de una manera casual.
Con seguridad en el rostro estaba a pocos metros de ella, pero paré repentinamente al ver que sus sonrisas le pertenecían a su cita, quien estaba posesivamente con un brazo alrededor de sus hombros. Al ver aquella situación no pude evitar sentir decepción y rabia dentro de mí, no entendía muy bien el porqué de las cosas pero ella me estaba volviendo loca.
Con tristeza, di media vuelta para irme a la barra a olvidar aquella idiotez. ¿Qué diablos me estaba pasando? Yo ni siquiera tenía idea de quien era aquella chica, y sin embargo aquí estaba, tomando por ella. Al llegar, le pedí al bar tender que me diera lo más fuerte que tenía disponible. Me miró extrañado pero asintió y me sirvió aguardiente.
Pasaban los minutos y yo sentía más y más el efecto del alcohol en mi cuerpo. Ya me había cansado de quedarme de brazos cruzados viendo como aquel tipo se acercaba a quien parecía la mujer de mis sueños, así que decidí dejar la cobardía a un lado y enfrentarlo. Los tragos no me dejaban pensar con la cabeza fría, así que a mi parecer esa la mejor idea.
Con paso decidido, me dirigí a donde estaba el acompañante de aquella mujer y no se le veía por ningún lado a quien me tenía en las nubes. Excelente. Al estar más cerca de donde estaba, pude ver que sus facciones eran casi perfectas: Tenía el cabello alborotado de color negro carbón y sus ojos cafés oscuros parecían penetrarte el alma, su cara era cuadrada y con una mandíbula muy marcada. Era un poco alto y se notaba en sus músculos que se ejercitaba frecuentemente. Maldita sea, ¿Tendría que competir contra eso?
No iba a dejar que su aspecto me intimidara, podía ser pequeña pero tenía mucha furia por dentro. Al estar en frente de él, decidí hablarle.
-Hola, mucho gusto ¿Cómo estás? - Dije con un tono gracioso gracias a los tragos que traía encima.
-Oh hola, mucho gusto...-
-Maria José pero puedes decirme Poché. -
-Claro, un gusto conocerte Poché, me llamo Sebastián. -
Pasaron unos segundos de un silencio muy incómodo, cuando decidí volver a hablar.
-Entonces ¿Vienes acompañado? -
-Si, vengo con una chica preciosa. Mírala, ahí está ella. -
Al decir esto, Sebastián me señaló con su dedo índice a aquella chica misteriosa y yo seguía sin creer lo hermosa que era. Estaba hablando con Paula y parecían tener una conversación muy entretenida que no terminaba de comprender.
Mientras la veía embobada, sentí como alguien me empujaba por detrás y terminé cayendo encima de Sebastián, haciendo que ambos nos pusiéramos como un tomate.
Aunque estuviéramos en el suelo, con seguridad lo miré a los ojos y le dije:
-Bueno yo simplemente vine a advertirte. Cuídala, porque no solamente a ti te gusta. -
Lentamente, me levanté y ayudé a Sebastián a ponerse en sus pies. Cuando volteé la cabeza, pude ver como aquella diosa se acercaba con una cara de pocos amigos hacia nosotros. ¿Por qué se me hacía tan familiar su rostro?
Si era divina de lejos, cerca era la maldita perfección. Tenía unos ojos avellana que te derretían por dentro, su nariz era delicada y ni hablar de sus rojos y gruesos labios. Podía caer al piso en este instante.
-Maldita sea Sebastián, ¿Me invitas a una fiesta para pasártela con otras chicas? Eres increíble. - Dijo bufando mientras ponía los ojos en blanco. Esa voz... juraba que la había escuchado en algún lado.
-Calle te lo juro esto fue un accidente, a ella la empujaron y terminó encima mío. Nada de esto fue mi culpa. - ¿Calle? No, no podía ser. Ella era...?
- ¿Y encima te metes con mi vecina? Definitivamente tú no tienes límites Villalobos. - Dicho esto, le propinó un empujón y se alejó a paso rápido de nosotros.
-Maldición. - Dijo Sebastián en un susurro mientras iba corriendo detrás de Calle.
Había una mujer por la que estaba perdiendo la cabeza, ¿Y resultó siendo mi vecina? Esto no era verdad. Siempre me había parecido bonita, pero nunca había parado a detallarla. Y vaya que me estaba perdiendo de mucho.
Pensativa, decidí dirigirme otra vez a la barra a seguir tomando. Si iba a terminar la noche sola, la terminaría bien. Le pedí al bar tender algo suave, una margarita.
Seguía un poco anonadada de saber que semejante mujer era mi vecina. ¿Debía de hablarle? Y encima me vio en una situación un poco comprometedora con su cita, mierda. Mañana iría a disculparme y explicarle lo que había sucedido pero omitiendo mi amenaza, no quería quedar como una loca en frente a ella.
Al estar tan sumida en mis pensamientos, no sentí que alguien se había sentado a mi lado.
-Y dime, ¿Qué hace una chica tan linda por aquí tomando sola? - Me dijo. Era guapa, pelo largo de color castaño, ojos verdes esmeralda y con un cuerpo de modelo. Tenía un aire de confianza que me agradaba mucho y gracias a su camisa pegada, hacía resaltar ciertas partes de su cuerpo en las que me quedaba mirando.
-Nada, aquí pensando en la vida y en los amores. - Dije riéndome.
- ¿Y se puede saber en qué amores exactamente? -
-Creo que me parece linda mi vecina. -
-Vaya, eso es un tema del que hablar. - Dijo con una pequeña sonrisa en el rosto.
-Definitivamente... y tú ¿Qué haces aquí? -
-Tratando de olvidar a la idiota de mi ex novia. -
-Eso suena feo, ¿Qué fue lo que pasó? -
-Esa maldita me puso los cuernos con una de mis amigas. -
-Vaya, eso es un tema del que hablar. - Respondí imitando lo que ella había dicho momentos antes.
Que buena vibra la que desprendía esta chica. Sentía que de aquí saldría una conversación muy interesante.
Holiiii
¿Cómo están? Espero que les haya gustado mucho el capítulo. Dije que lo pondría sábado o domingo y aquí está (aunque a las 9:30 lol perdón jajaja)Se les quiere. ❤
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Miradas Prohibidas
Fanfiction-¿Qué, que es lo que te da tanto miedo decir?- Su mirada era expectante, no podía soportarlo más. -Pues que te amo maldita sea, te amo.-