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2010

Jeon Jungkook, apenas tenía 11 años cuando llegó a aquella casa en las afueras de la ciudad de Seúl. La casa tenía dos plantas, paredes blancas con balcones de metal y un jardín delantero.

-Este será tu nuevo hogar por los siguientes 3 meses, espero que te comportes pequeño -le dijo aquella mujer de negro. Jungkook las llamaba las brujas.

La mujer agarraba el brazo derecho del niño mientras que en la otra mano llevaba un maletín marrón. Jungkook por su parte tenía una mochila y agarraba con fuerza un peluche de conejo.

Al llegar a la entrada la mujer soltó al niño para poder tocar el timbre. Mostró una falsa sonrisa y la puerta se abrió dejando ver a una pareja que sonreía de oreja a oreja.

-Buenos días, ¿Son los señores Kim?

-Sí - contestó el hombre, mientras que la mujer ya se había agachado a la altura del niño acariciando sus cabellos negros con dulzura.

-Este pequeño es Jeon Jungkook, gracias por acogerlo durante estos 3 meses -dijo la bruja- En su ficha decía que ustedes tenían un hijo de su edad, y eso fue lo que impulsó a que Jungkook llegará aquí, creemos que sería bueno que tenga a alguien a su lado ya que en el orfanato no se acerca a los niños.

-Nuestro hijo está apunto de llegar del colegio, tiene 12 años, y estoy seguro de que se llevará muy bien con este pequeño campeón -dijo el señor Kim acariciando el cabello del niño.

-Si hay algún problema no duden en llamarnos.

La familia se despidió de la monja del orfanato y el señor Kim cargo a Jungkook en sus brazos para meterlo en la casa.

-Bueno pequeño, dentro de poco será la hora de la comida ¿tienes hambre?

Jungkook asintió con velocidad y el hombre rió. La mujer por su parte mostró una sonrisa cuadrada.

-Te llevaremos al que será tu cuarto y el de nuestro hijo. Hay dos camas pero si en algún momento te incomoda puedes ir a la habitación de al lado, es de invitados y tiene una gran cama.

Le hicieron un pequeño recorrido por la casa hasta que llegaron a la que era su habitación. Jungkook saltó sobre la cama que había llena de peluches. La mujer que lo vigilaba sonrió.

-¡Mamá ya estoy en casa! -un chico de cabello castaño entró en la habitación y quedó quieto y mudo en la puerta. Sus ojos no dejaban de mirar al pequeño que había quedado estático sobre la cama abrazando los peluches.

-Hola mi amor, ¿te acuerdas de que iba a acoger un niño durante el verano? -preguntó la madre, el niño asintió- pues este es Jungkook, Jeon Jungkook, espero que os llevéis bien, es un poco tímido.

Taehyung corrió a la orilla de la cama y abrazó al niño con cuidado y cariño.

-Hola, soy Taehyung.

-Ho-hola soy Jun-Jungkook.

-Kookie estará bien -dijo el chico de sonrisa cuadrada.

Jungkook sonrió sintiendo que aquel niño podría ser un buen amigo.

Esa misma tarde el pequeño Jungkook estaba jugando con Taehyung en la habitación cuando su madre le avisó de que su amigo Jimin había llegado. Tae no tardó en correr a la puerta para saludar a su vecino y amigo de la infancia. Jungkook esperó en el suelo de la habitación agarrando su peluche de conejito.

Pocos minutos después llegaron los dos niños. Taehyung y un pequeño de mejillas regordetas.

-Kookie, este es mi amigo Jimin es mi vecino -dijo con una gran sonrisa- Jimin este es Jungkook, lo ha traído mi madre durante tres meses.

-Hola - saludo Jimin.

-H-Hola.

Los tres menores pasaron la tarde jugando, y así pasaron los meses de verano. Tuvieron muchas aventuras, como aquella vez que los mayores perdieron el conejito de Jungkook y le regalaron un nuevo peluche.

Pero el tiempo llegó a su fin y los tres menores fueron separados.

Agosto, 2017

5:30 p.m y Taehyung aún no llegaba. Jimin estaba que ardía, había salido de su turno de cafetería hacía una hora y su amigo había dicho que iría a buscarlo para estar juntos sin embargo nunca apareció.

Jimin volvió a coger su teléfono y escribió un nuevo mensaje. Taehyung no estaba en línea y esperaba que cuando cogiese el móvil viese las tropecientas llamadas y mensajes que tenía. Cansado de esperar volvió a entrar a la cafetería. Allí en su interior encontró a Jin, amigo suyo desde hacía tres años. Se sentó en la mesa en la que él estaba y estiró los brazos sobre la mesa.

-¿Tu amigo no ha llegado?

El menor negó sin dejar de aplastar su mejilla contra la mesa. El mayor sonrió enternecido.

-¿Quieres un batido?

-Por favor Hyung.

Jin se levantó y caminó hasta la barra de servicio donde un compañero de Jimin le atendió y empezó a preparar el batido natural de frutos del bosque.

Jimin recogió la bebida con ojos brillosos y al dar el primer sorbo gimió de placer.

-De verdad Hyung tiene que probar este batido -Jin rió y asintió.

-Tengo que volver a casa, espero que tu amigo no se retrase mucho más, si no vuelve a casa.

Jimin asintió con la mirada baja. Jin se despidió del menor y abandonó la cafetería. El rubio decidió que si su amigo no aparecía a las seis y media se iría.

Paso las horas hablando con sus compañeros de trabajo y jugando con su teléfono hasta que llegada la hora acordada se levantó, despidió a sus amigos y abandonó el local. Nada más salir caminó hacia el parque para acortar el camino a su casa, sin embargo se detuvo en medio de la calle al ver a su amigo agarrando el brazo de un chico de su altura y chaqueta de cuero. Frunció el ceño tratando de mantener la calma y no golpear a su amigo.

-¡Kim Taehyung!

El castaño se giró. Jimin estaba enfadado y se le notaba.

-¡ChimChim! ¡Mira a quien he encontrado!

-Me da igual te has olvidado de mí por dos malditas horas ¡Dos horas Taehyung!

Taehyung hizo un puchero y agarró al chico de negro haciendo que este se girara y mirara al pequeño rubio.

-¿Jungkookie?

El chico de negro sonrió, mantenía el mismo rostro pero más firme. Su cabello ahora era castaño oscuro, el negro había desaparecido. Era más alto de lo que recordaba y se notaban las horas que pasaba en el gimnasio.

-Hola Jimin.

DrugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora