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Diciembre, 2013

La mansión de los Kim era preciosa. Grandes jardines, salones y estancias de película. El matrimonio que vivía allí tenía un solo hijo y heredero de todas las riquezas que sacaban de sus empresas y bancos.

Kim Seokjin.

Un joven de 21 años alto, de hombros anchos y espalda musculosa, rostro de medidas perfectas, ojos rasgados y castaños, labios grandes y carnosos, cabello negro siempre bien peinado. Un pecado andante.

Sus padres siempre trataban de emparejarlo con mujeres de gran talla, es decir de buena y rica familia. Algo que Jin no soportaba, ya que ocultaba un gran secreto. Su orientación sexual.

Desde que cumplió los 17 sabía que las chicas no eran su preferencia. Durante su juventud se enamoró de un chico de su edad pero sus padres los separaron incluso denunciaron al chico por meter ideas descabelladas en la cabeza de su hijo.

Con el paso de los años Jin supo como actuar frente las mujeres y como conseguir a hombres a la espalda de sus padres.

Aquel día de diciembre se celebraba el aniversario de sus padres por lo que la casa estaba repleta de gente de alta gama. Jin no había salido aún de su habitación pues había estado hasta hacía poco con su simpático y joven jardinero. Jin no podía evitar caer. ¿Cómo te ibas a negar cuando el joven jardinero quitaba su camiseta durante las tardes de calor?

El espejo frente él mostraba a un perfecto joven vestido con una camisa blanca y un traje vino tinto, su cabello negro hacia un pequeño remolino dejando su frente al descubierto. Jin suspiro ajustando las mangas del traje de nuevo. Sus padres habían dicho que aquella noche era importante para toda la familia.

A las once de la noche dejó su habitación y caminó con tranquilidad por los pasillos largos llenos de fotografías de su familia, jarrones de millones de wons y alfombras rojas. Llegó a las escaleras principales encontrando a varios invitados.

-SeokJin -saludo un hombre muy bien vestido junto a una hermosa mujer, ambos cercanos a los 50 años.

-Señores Jeon -saludo con una hermosa sonrisa- ¿Cómo se encuentran? ¿El viaje ha sido largo?

-No, ha sido bastante ameno -contestó la mujer.

SeokJin habló unos pocos segundos más con ellos hasta que sus padres le llamaron. Caminó hacia ellos y hacia una pareja con una hermosa muchacha.

Al llegar a ellos saludó con un apretón de manos al hombre y un abrazo a la mujer, cuando se giró a la chica vió que no era coreana, definitivamente era europea, con grandes ojos azules y cabello corto castaño.

Como el caballero que era agarró su mano con delicadeza y dejó un beso en ella. La chica sonrió mostrando una perfecta dentadura blanca. Una Barbie.

-Padre, madre - saludó él.

-Jin, te queremos presentar a nuestros amigos de Europa, Suecia exactamente, los Andersson -su madre los presentó- y ella es Aina su hermosa hija.

Jin sonrió a la familia. Y los adultos dejaron que los dos jóvenes se conocieran. Resultó que Aina Andersson era una joven inteligente, de hermosa sonrisa con hoyuelos y un poco torpe. Pero Jin no pudo parar de reír junto a ella durante toda la noche.

Hasta que sus padres arruinaron su felicidad.

Sus progenitores estaban hablando sobre la escalera mientras los invitados los escuchaban, Jin permanecía al pie de la escalera, hasta que sus padres lo hicieron subir a él y a Aina.

-Por eso me enorgullece decirles que mi único hijo contraerá matrimonio con Aina -las palabras de su madre resonaron en su cabeza durante el resto de la noche. Él fingió, pero aún así no comprendía que estaba pasando y Aina tampoco. Apenas se acababan de conocer.

-Nuestros padres organizaron el matrimonio -le dijo esa noche la joven de 18 años. 

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