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Abril, 2015

Namjoon sentía que nunca había estado tan asustado. Aquel hospital era inmenso, sus pasillos interminables, blancos y monótonos, iguales. Un completo laberinto para el joven de apenas 20 años.

Por suerte para él, pudo encontrar la recepción donde unas enfermeras tomaban café en su tiempo de descanso.

-Disculpen -las dos mujeres observaron al joven- Me acaban de informar que mi madre ha sido ingresada y no sé ni su habitación, ni si este es el hospital donde está ¿Podéis ayudarme?

El muchacho temblaba y su voz salía rápida y atropellada, las enfermeras entendieron a medias sus palabras.

-Tranquilo, dinos el nombre de tu madre -la mujer más mayor se puso frente al ordenador.

-Se llama Kim Haneol -la enfermera comenzó la búsqueda y de inmediato encontró a la mujer.

-Se encuentra aquí, planta cuarta habitación 17

-Muchas gracias -Namjoon hizo varias reverencias antes de correr para buscar a su madre. Varias veces le llamaron la atención por correr por el lugar.

Subió con gran rapidez las escaleras sintiendo como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho. Sentía el pánico apoderarse de él. ¿Era muy grave? Años atrás habían perdido a su padre, él en ese momento era pequeño, y su madre se ocupó de que no sintiera el vacío que su padre había dejado. Aquella mujer era su única familia.

Llegó a la puerta y antes de girar el manillar dio varias respiraciones tratando de calmarse. Empujó la puerta y caminó un poco para poder cerrarla al pasar. Encontró dos camillas, ambas ocupadas por dos mujeres de edades similares y características casi idénticas. Nam quedó entre las dos camillas mirando a ambas mujeres hasta que reconoció a su madre bajo las sábanas. Se acercó a la camilla y agarró la mano de su madre. La mujer tenía los ojos cerrados, una venda en su cabeza y la piel pálida. Había varias arrugas en su pequeño rostro y bajo tanta manta parecía un pequeño cuerpo moribundo. Nam contuvo un sollozo.

Cogió una silla para sentarse sin abandonar la mano de su madre. Lloro sobre la mano de la mujer rezando a su dios que la permitiera vivir.

Clic.

Nam giró su cabeza al escuchar la puerta volver a ser abierta. Miró sobre su hombro a un chico de su edad entrar al cuarto. Era delgado y vestía completamente de negro incluyendo una mascarilla y un gorro.

Namjoon hizo un gesto de cabeza saludandolo. Sin embargo el recién llegado caminó hasta la mujer de la otra camilla en silencio.

El de cabello castaño no apartó la mirada del joven hasta que le vio quitarse las capas de ropa pudiendo ver a un chico de cabello negro y rasgos finos, ojos rasgados, labios pequeños. Tenía una apariencia fría.

-Hola -saludo por fin el chico- ¿Eres su hijo? -Namjoon asintió con suavidad- Has tardado, lleva aquí varias horas

Namjoon miró a su madre con tristeza y el chico agitó sus manos.

-Lo siento no pretendía...

-No pasa nada, estaba trabajando y no tenía el teléfono encima, no pude atender la llamada.

-Lo siento, tío.

-¿Es tu madre?

-Si.

-¿Qué le pasa?

-Cáncer, igual que a la tuya.

Namjoon sintió un tirón en su vientre y se levantó tan rápido que se tuvo que apoyar sobre la camilla para no caer. Soltó un quejido y corrió al cuarto de baño donde vómito.

Su madre. Cáncer.

-¿Estás bien? -el chico acariciaba su espalda- Supongo que no lo sabías, lo siento, ha metido la pata otra vez

Namjoon se levantó y lavó su boca y rostro. Después se giró al chico con lágrimas en sus ojos.

-No se que voy a hacer sin ella

-No pierdas la esperanza, chaval, aún hay mucho camino y lucha por delante -Nam asintió.

-Soy Kim Namjoon - extendió su mano.

-Min Yoongi -dijo estrechando su mano. 

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