Los Deseos Crean Consuelo.
― ¿Por qué me salvaste? Mina-san no intento ser indiscreto ni nada de eso o dudar de ti, pero me gustaría comprender cómo sabías que estaba en problemas en ese oscuro lugar. Créeme que no se ven muchos extranjeros por Ikebukuro y la mayoría de turistas, se perdieron en medio de la visita o llegaron por casualidad. Y estarían locos antes de quedarse demasiado tiempo en esta ciudad. ―Aparte de Vorona y Simón no conocía ningún otro extranjero.
―Acabas de llamarme loca o fue mi imaginación Shizu-san ―dijo la albina con una sonrisa.―Una sonrisa sarcástica igual a la de la pulga.
―No, claro que no. No necesitas responder si mi pregunta te resulta algo incomoda. Aparecer así y salvarme de la nada y sin sentir miedo fue bastante genial. ―Hasta hace 6 meses si alguien me hubiera dicho que necesitaría la ayuda de alguien para deshacerme de escorias como esas, me hubiera reído en su cara y después lo habría golpeado. ―Es simplemente que ciento algo de interés es ti y el porqué de conseguir un trabajo tan problemático con Tom-san. ―No estaba seguro de cómo hablar con ella, era tan impredecible en sus acciones y palabras.
―No te pongas nervioso, la verdad es que soy una espía del otro lado del Atlántico y una de mis misiones es descubrir los secretos de Corea y destruir este país ―dijo sin mostrar expresión en su rostro. No era una completa mentira después de todo, aunque no iba a hacerle nada al país en general, solo terminar con la pequeña sanguijuela que se había escapado.
―No me jodas...
―Hahah desviste ver tu cara, era todo un poema. Y sólo estoy jugando, es normal que desconfíes de mí. No hay demasiadas cosas que decir, me gusta conocer distintos países y me quedo si veo algo interesante, así que acostumbro a hablar poco de mí misma.
―Venga no hagas ese tipo de bromas porque te pareces a esa pul... ―Había metido la pata hasta el fondo, porque Mina no era de la personas que dejaran una conversación a la mitad.
―Me parezco a quien exactamente, a quien te recuerdo. ―Otra vez esa mirada sarcástica. ―Oh no puedo creerlo Shizu-san te estas sonrojando.
―Ya basta, déjalo así. Me largo de aquí. ―Hablar con aquella chica era siempre así, o te sentías cómodo o completamente incomodo, era demasiado curiosa e intuitiva.
―Nos vemos mañana Shizu-san ―dijo mientras veía alejarse a su compañero de trabajo.―Se veía tan mono así de sonrojado, no lo crees Sai.
―Mina no es tiempo de jugar a tener una relación y vida feliz, has olvidado porque estamos haciendo esto. Necesitas centrarte en la situación.
―Vamos Sai, se perfectamente lo que tengo que hacer. Acercarse al "enemigo" de nuestro objetivo es la manera más fácil, necesitamos que confíe en mí por completo y entonces tal vez podamos utilizar eso en su contra ―dijo con algo de descaro.
― ¿Y Izaya? ―preguntó
― Seguirlo se estaba volviendo bastante aburrido ―mencionó el albino apartando la mirada.
―Eso significa que lo perdiste otra vez ―susurro. ―Sai creo que también puedo ver rubor en ti.
―Él es demasiado escurridizo. Lo conseguiré mañana. ―Confiaba en sus tácticas de rastreo e información, pero de alguna manera Izaya parecía siempre ingeniárselas para escapar.
―Sí, lo que digas. Lo mismo dijiste ayer y antes de ayer también y el día antes ―Era casi imposible de creer que alguien llegara a burlar a su hermano, aunque también era algo divertido.
― ¡Calla! Hoy tenemos trabajo que hacer, no será nada divertido, pero el dinero nos ira bastante bien.
Hacía una semana que Mina era la nueva compañera de trabajo de Shizuo. Y el que se adaptaran bastante bien era difícil de explicar, es decir, Vorona también era un excelente compañera, bastante fría e inexpresiva. Incluso Tom, su jefe se sintió dudoso de creer en aquella nota que dejo en la oficina y sin especificar "asuntos personales". Era propio de ella no mencionar nada, aun si tenía problemas que resolver, pero pensar que se marcharía tan precipitadamente preocupaba a las personas cercanas a ella.
Y aunque la albina era fuerte y con demasiada personalidad, no le agradaba la forma en que se conocieron, desconfiaba de ella, porque simplemente nadie la conocía o conocía algo de ella, además de aparecer de la nada. Y nadie en la cuidad se muestra y se queda sin ninguna razón, o tal vez solo le disgustaba que ella conociera su secreto.
1 semana atrás.
El ex barman después de varias suplicas logro convencer a su jefe de dejarlo ir por su cuenta y realizar los cobros a los clientes solo y sin ayuda, aun no estaba listo para dejar su trabajo y menos para que la cuidad descubriera que ya no poseía la monstruosa fuerza que lo caracterizaba. Vorona lo había ayudado en innumerables ocasiones, aunque ignorara de su condición.
Sin una compañera para ayudarlo a enfrentar a varios grupos yakuzas a menudo se encontraba en problemas, pero sabía arreglárselas. El inconveniente se produjo al verse atrapado en un callejón oscuro con más de 10 enemigos armados. Y sin la ayuda de aquella chica bastante delgada y pequeña estaba seguro que era imposible salir con vida de aquella trampa. Tenía suerte de que las balas rozaran levemente su torso y una de sus piernas, no necesito de una larga recuperación, aunque sentía los músculos pesados y adoloridos, más de lo habitual.
Se las ingenió para volver al trabajo al día siguiente y no tener que explicarle a su jefe el pequeño inconveniente del día anterior.
La albina se convirtió en su nueva compañero al día siguiente, lo que sorprendió a Shizuo, es decir, Mina era fuerte, pero nunca imagino encontrársela de nuevo o para intentar explicarlo, no quería verla otra vez, aunque le agradecía la ayuda, no quería que se esparcieran ningún rumor.
Ella nació en California, o algo parecido escucho de su jefe. Pronunciaba perfectamente el coreano y no dudaba que hablara más idiomas. En su currículum aparecía una edad de 23 años, pero Shizuo juraba que mentía, se veía como una niña de solo 15 años bastante extrovertida y carismática totalmente contraria a su antigua compañera y si en algo se parecía a Vorona era en lo poco que hablaba de sí misma y el ex barman no quería incomodarla con tantas preguntas, respetaría su privacidad.
Agradecía sobre todo la sutileza de Mina al no ser curiosa y volver a mencionar la contienda que había presenciado y en la que se habían conocido, además de ser inmune a los diferentes cotilleos de la cuidad, otra de las cosas que le recordaban al escurridizo azabache, era que la albina no le tenía miedo y era algo fácil de imaginar ya que le había salvado la vida.
El ex –barman pensaba en Izaya más de lo habitual, más aun cuando no lo veía, con mayor persistencia de la que deseaba admitir, las calles le recordaban a él, incluso su propia vivienda le recordaba constantemente que había besado al azabache. Shizuo no entendía el extraño actuar que tenía hacia él desde la explosión en la que lo vio morir. Cualquiera pensaría como algo insólito el que dos enemigos mortales de Ikebukuro tuvieran algún otro tipo de relación que no fuera odio y rencor.
Le fastidiaba que el azabache lo estuviera evitando, difícilmente lo había visto haciendo parkour en algunos edificios lejanos y ahora que le era imposible olerlo o sentirlo le enfurecía no tener un poco de diversión con él y así liberar su estrés.
Era inútil para Shizuo intentar encontrarlo ahora, porque incluso si estaba cerca, incluso si lo vigilaba a solo un callejón detrás, era imposible saber qué Izaya siempre estaba siguiendo sus pasos.
Continuará...
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Los Deseos No Son Gratis. (Shizaya)
Fanfic― ¿Entonces qué es lo que deseas dar a cambio de su vida? ―pregunto con curiosidad. Eran casi nulas las veces que había formulado esa pregunta a un ser humano. ― Cualquier cosa, realmente no importa que es lo tomes de mí. Solo... solo haz que vuelva...