Capítulo 46 Helena, Hija Y... ¿Buena Amiga?

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Una fresca brisa movía los árboles junto a la iglesia de St. Peter, en Crowfield, el mediodía del miércoles se estaba realizando una última despedida que dejó a todos extrañados y confundidos. Amy no le había dado tiempo de arreglar su cabello antes de llegar al templo del señor Todopoderoso, sin embargo, logró hacer lo que pudo con el en el baño y con la ayuda de su amiga Alice.

Quién diría que algo tan trágico como la muerte de su antigua mejor amiga los uniría a todos de esa forma... una muerte con cierto tono de misterio.

-¡Listo! -le dijo Alice mientras terminaba de pasar el peine sobre el cabello de la chica-. Creo que te vez decente.

-Un poco estúpido de mi parte hacer esto aquí. -reconoció Amy.

-¿De qué hablas? Si el funeral nos tomó casi de sorpresa. No esperábamos que ocurriera tan rápido.

Funeral. Esa sola palabra hacia que Amy tuviera escalofríos, pero Alice tenía razón no se esperaban ni un funeral, ni un cuerpo, ni un reporte policial de "Investigación por homicidio", entre otras cosas. Ellos querían encontrar a Helena sana y salva; no en una bolsa tirada en el bosque como si de un animal se tratara. Pero Amy creía que a veces la muerte tenía una manera retorcida y graciosa de visitarnos a todos.

Estos últimos tres días habían sido una completa locura, los reporteros empezaron a llegar a las casas de los "mejores amigos" de la chica que desapareció y fue encontrada muerta... no es como si fuera algo devastador a nivel nacional; pero en una pequeña ciudad como esta, donde casi todos se conocen, un popular desaparece y es como si faltará la palabra más importante en el diccionario, si es así imagínate que sucede cuando ese popular muere. Todo se rompe, todo se quema, todo se desvanece.

Todo...

-Bien, debemos salir. Ya la misa debe estar por empezar.

Y de ese modo efectivamente salieron. El campanario emitió sus dulces y melancólicas melodías cuando el encargado hacía sonar las campañas, de pronto un sonido detrás de las chicas las hizo voltearse al entrar a la iglesia, los chicos estaban detrás de ellas, también algunos vecinos del barrio en el que solían vivir los Crabbs, de igual manera acudieron alumnos de Crowfield High, allegados, familiares  personas desconocidas para Amy. Todos ellos con una cosa en común.

La difunta Helena Crabbs.

-Me alegra mucho que estén aquí, mis niños -dijo la Sra. Crabbs que usaba un liso y largo vestido negro, propio de una madre a la que le habían quitado algo importante en su vida. Tenía una mirada que mostraba cansancio, dolor, angustia y muchas cosas más que, en ese momento, Amy no tenía la intención de descubrir que eran-, esto es muy importante para ella... y estaría orgullosa de que estuvieran aquí.

Estar aquí es incómodo y extraño, pensó Amy pero lo único que pudo hacer es darle una sonrisa de cortesía a la dolida madre de Helena y propiciar el respectivo mi más sentido pésame a ella y al Sr. Crabbs.

Tomó asiento junto a sus otros desafortunados amigos, se le hizo inquietante mirar la foto de su amiga enmarcada cerca de una hermosa corona de flores junto al ataúd donde Helena duerme para siempre. En esa imagen se veía tan... llena de vida que casi le parecía estar viendo justo ahí cerca del podio diciéndole No estoy muerta, perra. Pero eso es imposible, si era su cuerpo.

Volvió a ojear la imagen enmarcada; su hermoso cabello negro azabache caía hasta los hombros, sus ojos grisáceos brillaban como si los viera en persona, y su sonrisa... inspiraba malicia y felicidad al mismo tiempo, junto a un pequeño toque de picardía. Así era Helena en vida o más bien, como Amy la recordaba.

-Hijos míos, es hora de sentarse -anunció el padre desde el podio. Todos lo obedecieron-, estamos hoy aquí para despedir a una querida hija de Dios que se despide de nosotros en carne para ir al cielo con nuestro amado padre en alma y espíritu.

Crowfield: Secretos EnterradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora