Capítulo 14 Elizabeth

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Pasa un día entero en el que no nos reunimos y actuamos como si nada. Katlin habló con las sanadoras pero no le dijeron nada importante, Charlie no ha escuchado algún dato interesante en las conversaciones telepáticas, Caroline tampoco pudo conseguir información de los entrenadores y yo no he podido hablar con Mike. Me siento tremendamente irritada eimpotente, no he podido conseguir nada útil, además no podemos hacer nada riesgoso e imprudente, cuando lo único que quiero es arrancarle la garganta a Tyson. Ha transcurrido todo un día y no hemos avanzado nada en nuestro plan, y esto empieza a ser increíblemente molesto. Entro y voy a todas mis lecciones intentando aparentar normalidad, aunque se nota como estoy por el humor de perros que llevo, la parte buena es que todo el mundo siempre ha pensado que mantengo de esta forma, por lo que nadie sospecha nada.

A la tarde del segundo día después de nuestra última reunión por fin sucede algo, la escoria de Tyson me llama a su oficina. Como acabamos de salir de lección de ataque telequinético voy con Caroline y, obviamente, con Cristopher. Cristopher ha cumplido su papel al pie de la letra, no se ha despegado de mi lado desde que dijo que no lo iba a hacer, siempre encuentra una forma para estar cerca de mí sin que nadie sospeche. Pensé que iba a ser molesto pero, la verdad, siento una seguridad y un alivio al saber que cuento con alguien para protegerme las espaldas. Claro que esto no lo diría ni loca pero al menos ya lo admito para mí misma, lo que es un gran avance.

- Debo ir inmediatamente a la oficina de mi tío –me cuesta que esa palabra salga de mi boca- así que nos veremos luego Caroline –digo en un tono lleno de fastidio y cierto asco que no es fingido- nos vemos luego niñito.

Y así sin esperar a que Cristopher conteste me dirijo hacia la oficina de Tyson. En el camino me tranquilizo lo mejor que puedo, e intento adoptar una expresión indiferente, desafiante y aburrida, lo de siempre. Llego a la puerta y respiro profundamente, antes de entrar creo mi máscara de impasibilidad, espero que pueda manejar el odio de verlo. Desde que me enteré de la verdad no lo he visto ni una sola vez, lo que me ha ayudado a aparentar. Si lo hubiese visto apenas me di cuenta de todo, creo que no habría sido responsable de mis actos.

- ¿Y ahora qué pasa? –digo rebeldemente apenas entro, intentando controlar todo el odio que surge en mi interior con solo verlo, no sé cómo Cristopher pudo y puede soportarlo. No sé cómo no lo ha descuartizado, ahora entiendo que es muy difícil el saber que alguien como él, con lo que hizo, esté a poca distancia tuya y no puedas hacer nada, me enferma.

- También te extrañé, querida sobrina –saluda él, sin aparentar ninguna emoción, su expresión totalmente fría y distante como es habitual.

- Casi te creo, tío –respondo más ácida de lo normal, así que intento controlarme y disimular- ve directo al grano, tengo cosas por hacer.

Él me mira fijamente durante varios segundos en los que le aguanto la mirada, tal vez sospecha que hay algo raro en mí, no suelo ser tan rebelde y esquiva. Así que me mantengo firme y no deje entrever ninguna emoción, aparte de un gran aburrimiento e indiferencia.

- Aparte de saludarte mi querida sobrina –continúa mi tío con su mirada pétrea- solo quería saber cómo te has estado portando. Tal parece que no has hecho ninguna de tus travesuras y tampoco has faltado a ninguna lección, lo cual me complace, debo decir, pero también me sorprende mucho. ¿Hay algún motivo en especial para este cambio tan repentino?

Me mira sospechosamente y maldigo en silencio, sabía que debía seguir como antes. El problema era que, con tantas cosas en mi cabeza, no me apetecía desobedecer como siempre. Me esfuerzo por crear una excusa convincente, no debe sospechar de absolutamente nada.

Eterna VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora