Capítulo 8: "La condena del perdón"

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Reib en la cima del edificio miro el papel y dijo:

-Es la primera vez que tengo todos los datos de mis objetivos, a este ritmo podre ser el más fuerte en poco tiempo, jajaja, ¡es tiempo de comenzar!

comenzó a correr y saltando del edificio salto hacia el edificio de enfrente, y para compensar su impulso cuando salto chasqueo los dedos para teletransportarse y llegar al otro techo, en eso empezó a correr y a teletransportarse por todos lados yendo todo el trayecto en línea recta, todo el tiempo mirando hacia delante y con un brillo en sus ojos que asustarían a quien sea que lo viera con atención, en cuanto se dio cuenta que se alejó de la cuidad pensó:

-nunca pude salir a cazar fuera de la cuidad a causa de mi falta de información, pero ahora eso ya no me retrasara ni estorbara más.

Entonces tomo su contenedor de mini-bombas (cajita con esferas pequeñas de plástico) y comenzó a sacar algunas, pensando en la situación a futuro pensó:

-son solo 2, así que serán 3 esferas solamente

Luego de sacar 3 esferas de plástico y oprimirlas con su mano, las guardo en su otro bolsillo y llego al lugar donde se supone estarían sus objetivos, entonces llego a una casa pequeña y humilde, y parándose en la puerta y golpeándola dijo como llamando a los residentes:

-disculpen, ¿se encuentra la Sra. Denois?

Entonces se escuchó una voz de un hombre que respondía:

-sí son de la agencia de cobros ya les dijimos que aún no tenemos el dinero, así que váyanse

Reib al escuchar esto se molestó, pero solo respondió:

-Sr. Denois, no soy de la agencia de cobros, vengo por un asunto con su esposa

Entonces se escucharon pasos hacia la puerta y abriendo la puerta Reib vio a un hombre con una botella de alcohol barato vestido de manera casual que le dijo mirándolo de mala manera:

-¿Qué asuntos tienes con mi esposa, mocoso?, si eres algún abogado nuevo de la corte ya saben que no tienen nada de qué preocuparse, no la golpeo más desde la última vez, así que vete y déjame ver mi programa de TV.

Entonces cerró la puerta fuerte en la cara de Reib, él puso su mano en la perilla y girándola despacio abrió la puerta, y al pasar vio que todo el interior de la casa estaba prácticamente nuevo, cerrando la puerta silenciosamente se dirigió a la sala y vio al sujeto sentado en un sofá mirando la TV y bebiendo alcohol, entonces Reib colocando su mano encima del hombro del sujeto le dijo:

-le dije que no soy de la agencia de cobros, y para su información tampoco soy de la corte ni nada por el estilo, así que le recomiendo que no siga con sus acusaciones sin sentido si quiere conservar su cuerpo tal y como esta.

El hombre se levantó y sobresaltado le dijo a Reib:

-¡¿Qué demonios haces dentro de mi casa?! ¡vete de aquí o llamare a la policía!

Entonces Reib sacó su arma y apuntándole directo al pecho le dijo calmadamente:

-deja de hacer escándalo, no tuve una buena noche que digamos y me --duele la cabeza, dime ¿Dónde están tu esposa y tu hija?

El asustado le dijo:

-esos monstruos están atados en el sótano, ¡por favor no dispares!

Reib exclamo:

-¿sótano?, muéstrame

Entonces Reib apuntándole con el arma lo siguió hasta el sótano y bajando unas escaleras, llegando abajo el hombre empezó a llorar y dijo:

El Llanto Del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora