Unos de los tantos malos días de Gray lleno de malas palabras y pensamientos se ve interrumpido por sus nuevos vecinos.
La ternura y la sobre protección ya tenían nuevo nombre.
Gray estaba seguro de que el liberó a un país en si vida pasada y Juvia...
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Si, ya era un bonito y soleado domingo en Magnolia. Porque al clima no le importa el estado emocional de un mísero Gray Fullbuster.
Nuestro querido azabache apenas despertada de sus tantos sueños en los cuales se casaba con cierta vecina.
-Mmgg- fue uno de sus tantos gruñidos antes de despertar, no por la alarma, menos por el sol, ni mucho menos por gracia divina.
¿Por qué?
Oh si, se cayó de la cama. ¿Cómo? Pues…¿Alguien recuerda esos sueños donde te estas cayendo y das tremendo salto en la cama y te partes la madre? Si, eso le paso a Gray.
Dio un salto en la cama estirando un pie para caer estrepitosamente al piso frio talvez incluso mas frio que el corazón de Ultear.
-¡Mierda!- Levantó su cabeza para sobarla y mirar el reloj que apenas marcaba las siete de la mañana
-¿¡Porque estas mierdas solo me pasan a mi!?- Grito tapándose la cara con la almohada.
Sin mas remedio bostezo y se dispuso a hacer el desayuno… oh rayos volvió a olvidar la comida.
-¿Qué mas quieres de mi dios? Mi alma, mi corazón ¿La Grayconda?
Se dispuso a salir del departamento pasando por la sala y la cocina admirando sin querer con una mirada perdida al living que yacía en la entrada de su hogar.
Automáticamente sus recuerdos llegaron de golpe golpeándolo como si de un bate de béisbol se tratase.
Juvia, oh dios ¿Cómo pudo olvidar el incidente?
-¡Carajo-me-cago-en-mi-puta-vida!- Susurro acariciando su tabique nasal pidiéndole paciencia a buda, Odín, Jesús, Ra incluso a Ryan Reinolds.
¿Si salía y se encontraba con Juvia? ¿Qué haría?
Era poco probable pues aun era temprano para ser un fin de semana. Pero ¿Qué podía esperar con su suerte?
Aun no estaba preparado así que sin saber que hacer solo se sentó nuevamente en el living. Su cara tomo toda la sangre de su cuerpo mandándola directamente a sus mejillas al recordar todo.
¿Se arrepentía? Bueno…para que decir que si, si no.
Sin poder evitar recordar cada segundo el incidente incluyendo claro el tacto de su mano, involuntariamente sonrió intentando taparse el rostro. Debía arreglar el malentendido antes que Juvia lo dejará en la pervertidozone.
Corrió a la puerta para salir pero. ¿Qué diría?
Un: “Lo siento Juvia fue un malentendido yo no quería tocar tu pecho, bueno si, pero no así” nonono, lo demandarían por acoso sexual.
