Epílogo

1K 55 14
                                    

Un quejido escapa de mis labios cuando intento moverme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un quejido escapa de mis labios cuando intento moverme. Mierda. El dolor en mi cuerpo le hace la competencia a las punzadas incesantes en mi cabeza. Abrir los ojos es una tarea que me resulta casi imposible.

¿Qué demonios...?

Siento que respiro fuego. Duele como el jodido infierno el tan sólo respirar.

Logro mover mi mano cerca de mi rostro en un intento para darme la vuelta pero no consigo reunir la fuerza suficiente para realizar dicha acción. Con gran esfuerzo, abro finalmente mis ojos para poder analizar bien lo que está sucediendo.

Una capa delgada de humo se desliza por el aire. Lo primero que mi cerebro consigue entender es que me encuentro tendido en el pavimento de alguna carretera. Intento unir los puntos en mi cabeza pero siento que todo pasa muy lento, y el dolor de cabeza no ayuda.

Trato de nuevo de moverme, logro colocarme de lado de manera que puedo ver cierto panorama con mayor facilidad. Mis ojos recorren la imagen frente a mí. A unos metros, con dirección a mis pies, logro ver un auto completamente volcado y del cual sale el humo.

¿Pero qué rayos pasó?

No me es difícil entender que acabo de tener un accidente, pero lo que no consigo comprender es por qué no recuerdo ir en ese auto.

Nuevamente paso mi mirada en busca de algo que haya saltado pero lo único que veo es la solitaria y larga carretera que desconozco en este momento.

Con ayuda de mi mano termino de dar la vuelta, quedando así boca arriba. El cielo se encuentra teñido de un color grisáceo, casi fúnebre, a pesar de eso tengo que pestañear varias veces porque mis ojos siguen muy sensibles a la luz. Ahora, con algo más de conciencia, me doy cuenta que es posible que me haya roto algunas costilla, eso explicaría el porque me duele respirar; supongo que la adrenalina continúa corriendo por mis venas porque de no ser así de seguro el dolor sería infernal.

De repente, de soslayo consigo ver algo inusual que capta mi atención, es por eso que giro completamente mi rostro en aquella dirección.

La sensación de una piedra cayendo con fuerza en mi estómago se hace presente en mí. Una parte de mí me grita que haga algo pero me encuentro en estado de shock ante la horrible escena frente a mis ojos.

No puede ser cierto. No puede ser posible.

Me arrastro débilmente, saliendo de mi conmoción e ignorando apenas el dolor que me invade ante dicho esfuerzo que ejerzo. Mi garganta quema pero igual hago el intento de hablar.

― Thea...

Mi voz sale solamente como un susurro, por lo que lo intento varias veces más mientras arrastro mi cuerpo, pero siento que sólo avanzo pocos centímetros. Es como si cada vez estuviera más lejos.

― Thea... ― la llamo de nuevo en un intento para que despierte.

Sus ojos se encuentra cerrados, por su rostro se deslizan hilos de sangre, sus cabello se esparce por el suelo y algunos mechones caen por su rostro magullado, su ropa está rota por algunas partes, pero lo que más hace estragos en mí es el gran charco de sangre que cubre el pavimento bajo su cuerpo. Su piel se encuentra tan pálida que pareciera como si...

Reina De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora